Ofrendas flores del líder de la Revolución Raúl Castro Ruz, el presidente de la República y Primer Secretario de Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, y del pueblo de Cuba fueron depositadas ante el Mausoleo que guarda los sus restos.
La tradicional guardia de honor estuvo a cargo de estudiantes de la Escuela Interarmas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias José Maceo, orden Antonio Maceo, y de la escuela militar Camilo Cienfuegos de Santiago de Cuba.
El acto estuvo presidido por René Berenguer, Miembro del Buró Provincial del PCC; Manuel Falcón Hernández, Gobernador; Yesenia Acuña, primera Secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas y otros funcionarios de organizaciones políticas y de masas.
En las palabras centrales Adriana Álvarez, presidenta de la OPJM en Santiago de Cuba, aseveró que "en estos tiempos desafiantes, el pensamiento martiano cobra aún más relevancia. Nos enfrentamos a retos complejos desde el recrudecimiento de la actividad económica y el incremento de la subversión política ideológica. Matizan nuestro escenario nacional, pero como él nos enseñó, la mejor manera de defender nuestros derechos es conocerlos bien".
A más de un siglo de su muerte, José Martí sigue siendo faro y guía para Cuba. Su ideario independentista, antiimperialista y humanista permea las políticas sociales, la educación y la resistencia frente a las presiones externas. En un contexto marcado por el bloqueo económico y las campañas mediáticas contra la isla, sus enseñanzas sobre soberanía y unidad nacional inspiran a las nuevas generaciones a defender la patria con firmeza y dignidad. Como afirmara el propio Martí: "La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio".
El pensamiento martiano no solo es patrimonio histórico, sino también proyecto de futuro. Su visión de una América unida y justa sigue impulsando la integración regional y la lucha por un mundo más equitativo. Martí, el hombre de La Edad de Oro, sigue vivo en cada aula, en cada debate sobre identidad y en la convicción de que "ser cultos es el único modo de ser libres". Su legado, más que memoria, es acción y brújula para construir el mañana.