Cuando pensamos en quienes hace 70 años protagonizaron la epopeya de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, debemos inclinar el ceño ante la hidalguía de aquellos valerosos jóvenes, decididos a ofrecer sus vidas para liberar a Cuba de la sangrienta tiranía batistiana.
Otros modos de ser moncadistas
En cada ocasión en que la Patria ha reclamado del sacrificio de sus hijos, estos brotan del pueblo con la disposición de hacer lo que sea necesario. Basta echar una mirada al documental del realizador Sándor González, inspirado en la trayectoria de los diez años de la Cooperativa Taxi Rutero 1, para percatarnos una vez más, de que la simiente revolucionaria es una condición que se preserva incólume en las esencias populares de nuestra nación.
Nada más que, de verlos expresarse como integrantes del orgulloso colectivo de esta cooperativa capitalina, sentimos que estamos ante el clamor de la Cuba profunda.
Conmueve que, entre las dificultades que afrontamos, tengamos la oportunidad de ser testigos de la prevalencia en estos hombres y mujeres de una enaltecedora transparencia moral, la que se requiere para el llamado al combate de nuestro tiempo.
Alexander Leyva, su presidente, sabe que la orden ya está dada y que no hay necesidad de reiterarla. Sabe que, al haberse alcanzado la comprensión de lo que significa la unidad entre todos sus trabajadores, se explica por sí solo el alto sentido de pertenencia del colectivo.
La conocida premisa en la que se afirma que todos están para uno, y que uno está para todos, es la que aquí primó en los días de la lucha contra la pandemia; a la vez que los directivos de los centros asistenciales aseguran que nunca les faltó la presencia del taxi o de un microbús en el momento oportuno.
Su entrega nos recuerda la actitud de aquellos humildes tabaqueros de Tampa, a los que se acercara el Apóstol en la recaudación de fondos para la Guerra Necesaria. Nos estamos refiriendo a un mismo modelo de cubanos, como los que en 1953 fueron capaces de seguir a Fidel en la gesta del 26 de Julio, y que, obviamente, están también entre nosotros, porque cuentan con la vergüenza y el decoro para salir adelante.