El pasado 1 de enero, al celebrarse el 65 aniversario del triunfo de enero de 1959, expresó: "desde la heroica Santiago de Cuba ratificamos que nos mantenemos con el pie en el estribo y listos para la carga al machete, junto al pueblo y como un combatiente más". Esa afirmación da fe de la recíproca confianza entre ambos: el Líder y la Ciudad Héroe.
Resuena también aquella composición del sonero Cándido Fabré y recuerdo aquellas tonadas que datan del tiempo en el que el General de Ejército asumió la dirección del país: “los que no son de Raúl esos no son de Fidel; los que no son de Fidel, esos no son de Raúl”. Acertadísimo fue el improvisador sanluisero.
Y es que Cuba y Fidel han tenido siempre la dicha de contar con Raúl. De su proverbial modestia han comentado familiares, amigos, subordinados y hasta adversarios. El Comandante en Jefe no vaciló en afirmar que “en realidad es para mí un privilegio que, además de un extraordinario cuadro revolucionario, sea un hermano”.
¿Qué hubiera sido de la Revolución sin Raúl? En el Moncada, en la Prisión Fecunda, en el exilio, en el Granma, en la Sierra, en el Llano, en todos los combates, en todas las victorias ha estado nuestro Raúl Castro Ruz.
Cada vuelta a su Santiago rebelde, hospitalaria y heroica compromete a este pueblo a ser fiel al llamado que hiciera el 26 de julio de 2018 cuando dijo: “por difíciles que sean las circunstancias, por grandes que sean los desafíos, nuestro pueblo defenderá por siempre su Revolución Socialista. La historia ha demostrado que ¡sí se pudo, sí se puede y siempre se podrá!”.
Con esa convicción vivimos el día a día los santiagueros, quienes cada 3 de junio, celebramos su cumpleaños, deseándole mucha salud para que nos siga acompañando y guiando desde su experiencia. De usted bebemos de su ejemplo, de esa modestia que le acompaña siempre más allá de su nombre; de esa fuerza que convida a continuar juntos, con el pie en el estribo.