"Es que nuestros padres se quedan afuera de la sala y ella nos acompaña y asiste, la queremos mucho y confiamos en ella", expresó la adolescente holguinera Melissa Pérez Socarrás, quien desde hace tres años pasa casi todos sus días entre la sala y el Hogar de Nefróticos, adyacente a la institución, lejos de su terruño mayaricero.
"Soy enfermera e hija de enfermera; desde pequeña supe que esta profesión sería lo que más sentido daría a mi vida, y lo digo con certeza porque lo hago desde hace 20 años el Hospital y con los niños, que tanto amor me brindan, y merecen", refirió la Licenciada Dagmara Laogart Cuello, quien lidera a la docena de enfermeras que laboran en dicho Departamento.
"Esta actividad es muy compleja, operamos cada riñón artificial, puncionamos las fístulas que dan el acceso vascular, manipulamos los catéteres de doble luz; y nos enfrentamos a situaciones complejas cómo los estallidos de las aneurismas que provocan las fístulas. Sin amor, reitero, no se puede trabajar con estos pacientes que la propia enfermedad hace cambiar frecuentemente de carácter", expuso la madre de tres hijos, "que me apoyan y saben que tienen aquí a sus otros hermanitos".
Sin perder el enfoque asistencial, la enfermera escribe a la Dra Maglis Padilla Igarza, especialista en Nefrología, sobre el caso "de Anabel Rodríguez Martínez, de 15 años, cuyo padre será el donante, pero que aún restan exámenes de compatibilidad y otros, que de momento solo se realizan en la capital"; al tiempo que coordina con el Psicólogo de la Sala la próxima actividad "del proyecto Psicopayasos y de otros que desarrollamos, de conjunto con varios factores, para atender, de manera integral, a cada infante y a sus familiares, con los que siempre debemos sostener una comunicación lo más asertiva posible", precisó.
De acuerdo con Laogart Cuello, "una enfermera que se respete no conoce límites de horarios y no se desentiende de nada; por ejemplo, sabemos que los taxis deben trasladar a los pacientes y sus acompañantes desde y hacia sus residencias y en ese sentido las coordinaciones resultan imprescindibles, o que la alimentación y las condiciones en el Hogar pueden mejorarse".
Ella asegura que cada niño tiene un sitio especial en su corazón, "recuerdo con nostalgia a los que ya no están, como Leonis que era muy alegre y optimista; con satisfacción, a los que ya fueron trasplantados o padecían de una insuficiencia renal aguda y, con el tratamiento y la asistencia adecuadas, ya no se someten a la hemodiálisis; y atiendo, con mucho empeño y esperanza, a los que reciben cada día el tratamiento en nuestro Servicio, sean de la Punta de Maisí, de la Llanura del Cauto, de las zonas cañeras de Las Tunas, de las montañas de Holguín o de mi querida Santiago de Cuba".