Santiago de Cuba,

Con la ilusión del primer día

26 August 2024 Escrito por 

Cada septiembre era una sensación inexplicable. El verano había prometido ser el mejor período del año, pero cuando transcurrían los días, las ansias de devolverme al pizarrón y los pupitres, estaban ahí.

Una semana antes me aseguraba que todo estuviese listo. El uniforme arreglado, los medios básicos y toda la actitud de seguirme superando, gracias al esfuerzo de mis familiares y maestros.

A casi cinco años de haber salido de las aulas, miro hacia atrás con nostalgia de esos años dorados; las mariposas del arranque -aunque llevase tres años estudiando-, el reloj marcando que debía apresurar el paso; el reencontrarme con mis compañeros, el conversar de las vacaciones o de cualquier tema de nuestra cotidianidad.

¿Cómo olvidar a mis educadores?, desde los primeros grados hasta la Universidad, que con igual dedicación y apartando sus problemas, iban a entregarnos lo mejor de sí para nuestro aprendizaje, tanto de conocimiento como de formación de valores.

Tantos nombres que pasan por mi cabeza, los profe Chavela, Moisés, Tania, Eduardo, Haydeé, Guash..., que con sus frases, grandilocuencia, saberes y dedicación, hicieron de nuestra estancia en los colegios una experiencia inolvidable.

No faltaron los contratiempos en beca, las peripecias de las camionetas, las tareas en la biblioteca, el tiempo de máquina en los laboratorios de Computación -porque estudié y me gradué sin Internet, solo con libros digitales e impresos-; las meriendas agitadas en una que otra cafetería, los percances de la vida, las despedidas y los hasta pronto de quienes no terminaban ese camino.

Sin embargo, nos sobraba la amistad, la empatía, el compañerismo, los sueños, las ideas, el empuje, la convicción y creencia en nosotros mismos, en nuestras capacidades y fuerzas.

Cada etapa educativa a lo largo de las décadas, ha sido diferente, con distintas motivaciones, contextos y actitudes ante estos, no obstante, cada una tiene por protagonista a sus estudiantes, reflejos de su tiempo, presentes y futuros del país.

Pese a las adversidades que cada época ha tenido, el sentido de un alumno debe ser el de superarse. El conocimiento propio nadie puede usurparlo, arrebatarlo ni extraerlo, por eso siempre se dice que el saber nunca pesa ni debe ser motivo de arrepentimientos.

Próximamente retorna esa etapa de estudio y sacrificio, tanto para quienes conviven en el hogar como para el educando. En este punto en el que me encuentro de la vida, con todos sus pros y contras, solo puedo decirle a todos los estudiantes, basado en mi experiencia, que: ¡vale la pena una y mil veces regresar a clases “con la ilusión del primer día” !

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M.Sc. Milagros Alonso Pérez

Licenciada en Periodismo. Máster en Estudios de Lengua y Discursos. Graduada de los posgrados de Gestión, Redacción y Publicación de Artículos Científicos en Ciencias Sociales y Humanísticas y de Gestión de Redes Sociales. Profesora Instructora de la Universidad de Oriente. Periodista del Sierra Maestra.

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