Santiago de Cuba,

Una tarea difícil, pero posible

28 August 2025 Escrito por  Rafael Carela Ramos

Con independencia de hechos que históricamente han obstaculizado el desarrollo del país -como por ejemplo, el bloqueo de Estados Unidos, desde hace más de 60 años, y la injusta inclusión de Cuba en la lista de países supuestamente promotores del terrorismo, que ahuyentan a inversores y proveedores internacionales-, las indisciplinas sociales, el delito y la corrupción, también han sido caldo de cultivo.

No es una exageración, los resultados de cada Ejercicio Nacional contra el Delito, corroboran que las multas impuestas a cuentapropistas -solo por violaciones de los precios-, alcanzan monto de millones de pesos.

La realidad es que persisten las manifestaciones de indisciplinas sociales y el delito, las contravenciones, los desvíos de recursos del Estado, la falta de control y exigencia administrativa, así como el no actuar de quienes deben hacerlo y facilitan su realización.

Al mismo tiempo, en nuestras calles, parques y ciudades proliferan vendedores ilegales de mercancías no autorizadas, así como los revendedores de medicinas, productos industriales y de la agricultura, con clara impunidad.

Urge entonces, volver nuestra mirada al Líder Histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, quien nos convocó en más de una ocasión al combate contra hechos como esos; hay que reflexionar tomando como máxima las palabras del General de Ejército, Raúl Castro Ruz, que señaló como premisa imprescindible para nuestro desarrollo el establecimiento de un clima de permanente orden, disciplina y exigencia en nuestra sociedad.

La actual dirección del país, en voz de su Presidente, Miguel-Díaz Canel Bermúdez, hace el llamado a resolver los problemas relacionados con las indisciplinas sociales, el delito, la corrupción y la lucha contra las drogas y que, a partir de la unidad, cada cual ponga el corazón en esta tarea.

Lo cierto es que las manifestaciones que lastran y afectan a nuestra sociedad, moral y económicamente, han de tener su primera atención en el hogar, con el ejemplo y la influencia de la familia, pasando por el papel educador de la escuela, la comunidad y los medios de comunicación, en un convite que ha de abarcar a toda la sociedad y que cada quien haga lo que le toca.

Debe ser un ejercicio permanente, el control y el enfrentamiento, si queremos salir adelante, crecer y desarrollarnos pese a nuestras dificultades. Cada cual tiene que cumplir con eficiencia su labor, y con unidad luchar contra estos males; una tarea difícil, pero posible.

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