Santiago de Cuba,

El delito entorpece el crecimiento económico y social

19 August 2025 Escrito por  Rafael Carela
Tomada de Internet

Una discusión acerca del elevado precio del pan (bola) -similar al de la canasta básica- de 20 pesos, por los vendedores callejeros, cuando este último sólo cuesta 75 centavos, me hizo meditar sobre otros casos como este, que están afectando el bolsillo de la población, y hasta la economía de la isla.

Con independencia de hechos que históricamente han obstaculizado el desarrollo del país, como por ejemplo, el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, desde hace más de 60 años, con pérdidas de la economía cubana por más de 144 mil millones de dólares, a precios corrientes, así como la injusta inclusión de la isla en la espuria lista de países supuestamente promotores del terrorismo, que ahuyenta a inversores y proveedores internacionales, las indisciplinas sociales, el delito y la corrupción que padecemos, también han sido caldo de ese cultivo.

No es una exageración. De acuerdo con datos oficiales sobre los resultados del Ejercicio Nacional contra el Delito, con la duración de una semana, por ejemplo, dados a conocer en el mes de abril, las multas impuestas, solo por violaciones de los precios, alcanzaron el monto de 131 millones de pesos, cifra elevada para un sector de un país pequeño y subdesarrollado.

La realidad es que persisten las manifestaciones de indisciplinas sociales y el delito; las contravenciones, los desvíos de los recursos del Estado y el delito, en lo que la falta de control y exigencia administrativa, así como el no actuar de quienes deben hacerlo, facilitan su realización.

Al mismo tiempo, en nuestras calles, parques y ciudades proliferan los vendedores ilegales de mercancías no autorizadas para el comercio cuentapropista, así como los revendedores de medicinas, productos industriales y de la agricultura, con clara impunidad.

Desde la etapa de dirección del país del líder histórico de la Revolución, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, quien nos convocó en más de una ocasión al combate contra hechos de corrupción, del delito y las indisciplinas sociales; el líder de la Revolución, General de Ejército, Raúl Castro Ruz, que señaló como premisa imprescindible para nuestro desarrollo el establecimiento de un clima de permanente orden, disciplina y exigencia en nuestra sociedad.

Lo mismo puede decirse de la actual dirección del país, que no se cansa de llamar a resolver los problemas de las indisciplinas sociales, el delito, la corrupción y la lucha contra las drogas que algunos quieren introducir aquí, y que, a partir de la unidad, cada cual ponga el corazón en esta tarea: el control.

Como se ha subrayado, estas manifestaciones que nos lastran y afectan a nuestra la sociedad moral y económicamente, han de tener su primera atención en el hogar, con el ejemplo y la influencia de la familia, pasando por el papel educador de la escuela, la comunidad y los medios de difusión, en un convite que ha de abarcar a toda la sociedad cubana. en realización de la tarea que le toca.

Es sabido que este problema no se atenúa o elimina sólo con decretos o los ejercicios nacionales contra el delito y las indisciplinas sociales, pero precisa uno de los elementos que deben estar presente: el control.

Si queremos salir adelante, crecer y desarrollarnos, pese a nuestros enemigos, cada cual tiene que cumplir con eficiencia su labor y, con unidad y consagración, el país hacer realidad, como siempre, que aunque es difícil, sí es posible.

 

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