Crisanto calificó el reconocimiento como un producto del uso de la cultura músico-danzaria y lingüística Garífuna cual mecanismo de inclusión, ante un problema histórico que es el racismo.
El artista aún activo a los 85 años de vida, al describir la esencia de la expresión de su grupo explicó, que la percusión y a la danza se conectan con todo lo que pasa en la vida de su comunidad, y los ancestros hablan a través del movimiento de los cuerpos en el espacio.
Confesó además, que espera ser invitado a la edición 44 del Festival del Caribe en el 2025, a la que pretende asistir con todo el elenco compuesto por 23 personas y actuar en un teatro grande, para montar el espectáculo completo que dura una hora y media.
Ashanty Crisanto Peralta, integrante del Ballet Folclórico Garífuna de Honduras e hija del director de la agrupación, manifestó el orgullo de su compañeros y el propio por participar en la Fiesta del Fuego, y consideró el festival como “un maravilloso encuentro donde los exponentes de las culturas caribeñas terminan unidos por la música, la danza y la poesía”.
Agradeció a la Casa del Caribe, por el premio que le fue otorgado a su padre, a quien llamó “deidad cultural” en Honduras, un hombre que desde la fundación.del Cuadro de danza en 1962 y luego del Ballet Folclórico Nacional ha estado rectorándolo y dirigiéndolo.
La poetisa y diplomada en Sociología del Arte y la Cultura en la Universidad de la Habana manifestó también, que Hondura es un país multicultural y pluriétnico, compuesto por diez pueblos originarios y afro descendientes, con lengua y religión materna, con cosmovisión propia, asentada en las raíces africanas de los Bantú.
Luego de que en 2009 se le otorgara el premio Casa del Caribe a Armando Crisanto Meléndez, el Ballet Folclórico Nacional de Hondura exhibe su galardón como testigo del triunfo de un pueblo que se levantó del golpe de estado al presidente Manuel Celaya, con el arte y la tradición como razones de vida.