Santiago de Cuba,

Sí se puede, cuando se quiere

12 December 2024 Escrito por 
De la autora

Andy Yulio de Jesús Domínguez Bell, a sus 25 años, está despierto desde bien temprano. Hace un año decidió darle un giro a su vida. Así, tras el servicio militar, ejercer en Proseg y la fábrica de oxígeno, encontró su pasión: “Me gusta el ambiente, la naturaleza; soy de los que piensa que la tierra todo lo ofrece”.

Chapear, desyebar los canteros, dar pico y pala, conformar una presa, sembrar, arreglar cerca, podar... son algunas de las acciones en un sitio donde todos los días hay algo por hacer: “Ya había una tradición familiar, porque nosotros tenemos finca en provincia y en Contramaestre. Pero esto en particular es gracias a Darío, quien no solo lidera aquí, sino que es mi amigo”.

finca 1 DaríoA sus 26 años, Darío Zamora Villalón, ejerce como propietario de la finca Luma, ubicada en el poblado de El Caney de Santiago de Cuba. Él está al frente de un proyecto que tiene el compromiso incondicional de cuatro jóvenes en esa tierra en usufructo:

“Desde el inicio hemos desarrollado prácticas ecológicas y genéticas en plantas para mejorar, por ejemplo, las producciones de plátano, con solo agua de lluvia.

“Hemos consolidado nuestros vínculos con la Universidad de Oriente, integrando el intelecto a la práctica, y la experiencia al centro docente”.

Darío refiere que pudiesen realizar mucho más, si tuviesen más apoyo de la Delegación Municipal y Provincial de Agricultura: “Con más personas que en esas edades construyan y creen, el futuro está garantizado. Quisiéramos vincularnos al Gobierno, sus proyectos comunitarios y sociales. Que nos enseñen a sembrar mejor”.

Actualmente cuentan en la finca con seis variedades de fongo fruta, cuatro del plátano, limón persa, cebollines, calabaza, naranja, ajo porro, coco indio, verde, mandarinas, mango, maíz, caña...; “en cada espacio se cultiva. Nos autoabastecemos, reproducimos la semilla; amontonamos la yerba, cada 12 horas le echamos agua, y se descompone. Al día número 15 le añadimos sal anutricial (agua con sal al 6%), para producir humus de lombriz altamente calcificado.

“No se quema, ya que destruye el suelo y le baja el PH. Con los hornos y madera se cocina, y las cenizas se le incorporan para bajar el PH. Todo se mantiene equilibrado”.

Al tiempo, detalló que instalaron calentadores de agua solares, por compresión hidráulica, ya que se calienta el preciado líquido y genera energía. Un todo por sus propios esfuerzos que demuestra que cuando se quiere todo es posible.

Ellos han contribuido con alimentos a La Colonia, el vecindario y la cooperativa Julio Trigo. “Una hectárea entrega producciones como si fueran tres. Mi mayor deseo es que la juventud tenga más proyecciones de trabajar, de que sí se nos apoya y de que sí se puede”, concluyó.

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M.Sc. Milagros Alonso Pérez

Licenciada en Periodismo. Máster en Estudios de Lengua y Discursos. Graduada de los posgrados de Gestión, Redacción y Publicación de Artículos Científicos en Ciencias Sociales y Humanísticas y de Gestión de Redes Sociales. Profesora Instructora de la Universidad de Oriente. Periodista del Sierra Maestra.

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