Yo diría más, ella dejó su huella e hizo historia, convirtiéndose en guerra de estos tiempos que la hacen inolvidable para quienes la conocen.
Quizás muchos la recuerden activa, ejemplo ante los demás, atendiendo a quien se le acercara, de carácter afable, pero a la vez fuerte que imprimía respeto, y atendía a quien le solicitara un despacho.
Si les digo que siempre llevaba en su cabello negro y corto una flor mariposa blanca, estoy segura que la mayoría de los guamenses saben de quien se trata.
Creo que igualmente le sucederá a los que tuvieron la dicha de trabajar a su lado, o simplemente intercambiar con ella en los pasillos del Gobierno en la provincia de Santiago Cuba, en el Teatro Heredia, en el Consejo de Estado, en la oficina de Atención a Misión, en la República Bolivariana de Venezuela. Y en el Teatro Heredia.
Para los periodistas, fue la primera secretaria del Partido en el municipio de Guamá, quien siempre estuvo presta a brindar su colaboración ante la solicitud viajar a ese territorio a realizar coberturas de prensa, a la que todos la llamaban únicamente Marilú, pero su nombre completo es Marilú Saborít Mendoza.
Hace un tiempo había perdido sus coordenadas hasta que un día husmeando en las redes sociales la encontré, como dicen los internautas: lo que no sabes, Facebook te lo dice y logré comunicarme con ella y concertar una entrevista.
Me dirigí a su casa, en la barrida el 30 de Noviembre, ella esperaba nuestra llegada, era la misma mujer que había conocido hace unos cuantos años atrás, conversadora, dispuesta al diálogo y con la humildad que siempre la ha caracterizado. Hablamos de todo un poco, principalmente del amor que le tiene a su familia, a sus plantas y de cómo se ha crecido ante los problemas motrices que tiene debido a su padecimiento.
En un momento de la conversación tuve que poner un alto y llevar plática a mi objetivo, que era el de adentrarme en su quehacer laboral y con rapidez me dijo: “No vamos a hablar de cosas tristes”, a lo que le riposté para nada y acto seguido continuó: “Dirigí unos 33 años, primero en el Partido municipal de Palma Soriano, donde aprendí lo que era un cuadro de esa organización, y se lo agradezco a Esteban Lazo cuando se desempeñaba como del primer secretario del Partido en la provincia; organización que me solicitó ir a dirigir a Guamá.
“Posteriormente me trasladaron para el PCC provincial atendiendo los Órganos de Justicia y los Medios de Difusión, fundamentalmente. En ese entonces Manolito Cortés era el presidente de Gobierno y me propuso ir para el Consejo de Administración y acepté.
“Categóricamente puedo asegurar que el Gobierno es una escuela igual que el Partido, pero no es lo mismo administrar recursos que implementar política, en los dos lugares me sentí muy bien con el equipo de trabajo y aprendí mucho”.
“Más tarde me llevaron para el Consejo de Estado y trabajé en la oficina de Atención a Misión hasta que tuve que ir de colaboración a Venezuela como económica de un centro oftalmológico por un periodo de dos años, para lo cual tuve que prepárame muchísimo”.
Graduada de licenciada en Bilogía y a quien le encanta dar clases, tuvo que convertirse en económica y aseguró: “Afortunadamente, nunca me sobró ni me faltó un medio ni un recurso.
“A mi regreso, no quise quedarme en La Habana, no me gustaba la capital y decidí retornar a mi terruño, entonces me nombraron directora del Complejo Cultural Heredia, hasta que me jubilaron por enfermedad, lo pensé muchísimo porque no quería, pero así es la vida y tuve que hacerlo por recomendación médica”.
“No te voy a negar que el cambio fue brusco, pero me adapté y ellos se adaptaron a mí, donde he trabajado la gente me ha seguido, nunca tuve conflictos laborales, los problemas se solucionaban adecuadamente, pero te repito fue brusco el cambio, no es lo mismo, tenía diferentes espacios: el Café Cantante, la Pista Pacho Alonso, entro otros espacios y el trabajo era permanente".
Su paso por el municipio de Guamá merece un aparte “Todo lo que hice mientras pude, lo logré por la familia que tengo, mi mamá, que en paz descanse, también tenía Parkinson, cuando me fui para Guamá ella se fue conmigo, en aquel tiempo mi hijo estaba necesitado de vivir en una zona costera porque era asmático y me fui para allá.
“Mi madre fue el sostén de mi casa, imagínate yo salía en las madrugadas para las lecherías y llegaba en la noche, tenía al niño allá y a la hembra aquí en la Universidad. Ella se ocupaba del pequeñín y de mi esposo, él iba a almorzar a la casa.
“Además, tengo que decir que en Guamá todas las personas me apoyaban, quiero mucho a ese municipio y creo que en ese lugar puede haber hecho mucho más, pero las circunstancias de la vida me obligaron a tener que salir de allí. Todavía yo voy allá y la gente me recuerda.
“Yo tampoco los olvido, porque ellos estuvieron conmigo en los buenos y malos momentos, siempre han estado ahí, apoyándome, a ese territorio lo admiro y lo estimulo a que hagan más, porque ellos pueden, que apoyen a sus dirigentes que van a lograr mucho más.
“Les digo constantemente que lo bueno de ese territorio son las personas que viven ahí, no me canso de decirles que los logros que obtuvimos en esa etapa, no fueron ni de Marilú ni de Eliecer Vigueras que era el presidente del Gobierno, fueron de la gente que nos siguieron. Cuando se decía a recoger café, era todo el mundo, pero nosotros éramos los primeros y me sentía estimulada por el esfuerzo que hacían para que las cosas le salieran bien. “De verdad que fue una etapa muy bonita de mi vida, en Guamá me pasaron las mejores y las peores cosas, pero, de las peores no hace falta hablar, para qué.
“En esos años, el municipio fue por primera vez Vanguardia Provincial, de Referencia en la Medicina Natural y Tradicional que Vilma Espín nos entregó el Diploma acreditativo; también fue el primero de la provincia en declararse Listo para la Defensa en la Tercera Etapa, se construyó una casa-túnel que todavía existe y viven personas.
“Fue un período donde se hizo tanto, pero tanto que vivo orgullosa de los habitantes de ese costero municipio y te digo con toda sinceridad, si yo volviera a nacer, yo creo que nacería en Guamá, aunque Palma Soriano fue mi cuna. Todos los meses voy allá gracias a la primera secretaria del Partido en la provincia a la que le agradezco mucho.
“Guamá es un sitió único en la geografía cubana, donde se entrelazan el mar y las montañas formando un contrate muy difícil de encontrar en otros lugares de Cuba, además de la autenticidad característica de sus pobladores a quienes toda mi vida le estaré agradecida.
“Desde hace un tiempo estoy jubilada por enfermedad, en mi casa, tranquila, yo digo que mi nueva trinchera de acción son las redes sociales en Internet, desde ahí hago mis publicaciones y a pesar de mi problema de salud, me siento realizada.
“En época que me tocó vivir y que estaba en plenitud de mis capacidades pienso que cumplí con el deber en los diferentes puestos que ocupé, sin embargo tengo sentimientos encontrados de que pude hacer mucho más.
“Siento nostalgia, quisiera poder trabajar y continuar aportando, me siento con las posibilidades intelectuales para hacerlo, pero mi enfermedad no me lo permite, estoy limitada, aunque siempre hago algo, no me gusta sentarme, a mí lo que más me afecta es la pérdida de equilibrio y los temblores.
“El neurólogo que me atiende en Holguín, me comenta cada vez que voy a consulta que la única de sus pacientes con más de 10 años con Parkinson que camina soy yo. Con mi bastón voy a la farmacia, le caliento el almuerzo al niño, eso sí, con mucho cuidado para no caerme o quemarme; mi hija me deja todo hecho pero no puedo estar estática.
“Quiera antes de terminar agradecerle a las autoridades del Partido y al Gobierno en la provincia, que asumieron la repararon esta casa, sin su contribución hubiera sido imposible, yo vivo de mi chequera y mi hija de su salario por lo que no podíamos emprender una construcción, estoy feliz y contenta, viviendo con las situaciones que tiene todo el mundo, pero bueno, hay que seguir pa’lante”.