Así lo cree también Lilian Serrano Silveira, una campesina sanluisera que ha tenido el mejor ejemplo en los padres de la familia.

“Mi padre Oscar Serrano Delgado y mi tío Rubén son fuentes de inspiración, sucede también con mis abuelos, en nuestra familia hay tradición campesina y ellos inculcaron esos valores de amor al trabajo, sacrificio, solidaridad y los conocimientos de la ganadería”, dice emocionada Lilian, destacada ganadera, y miembro del Comité Nacional de la Anap.

“Él es todo para mí, en materia productiva me ha enseñado lo que sé, y a mis hijos: Nora Lidia y Oscar.

Es una academia, con muchísima experiencia en la atención al ganado y ha incursionado en los cultivos varios, de eso enseña constantemente y siempre bromea diciendo que sus nietos lo han superado.

“Cuando inicié con mi finca El Renacer, fue quien me dio aliento, me enseñó a no desmayar, a ser fuerte, a sobreponerme a las dificultades y a las opiniones negativas”, destacó.

“Mi abuelo transitó a mi lado cada etapa de mi vida, me enseñó lo que sé y gracias a sus consejos y a mi madre, también me incliné por la producción agropecuaria y hoy labro mi futuro en el sector cooperativo y campesino. Es mi referente, y claro mi mayor orgullo, aparte de tenerlo que ya es un tesoro, mi meta es llegar a ser como él”, explica Nora Lidia Galdo Serrano, la nieta, y socia de la CCS Antonio Guiteras de San Luis.

Con lágrimas en los ojos, ese hombre rudo, curtido por el sol y las duras faenas agrícolas, reconoce que su mejor obra en la agricultura, ha sido formar una hermosa familia con amplio y notorio quehacer en el territorio.

“Estoy orgulloso de mis hijos: Lilian y Willian y los nietos Nora y Oscar siguen mis pasos en la agricultura, somos una gran familia, donde se cumple la tradición y se transmiten los conocimientos de generación en generación.

“Ellos tienen las cualidades de los verdaderos labriegos; dedicados, solidarios, abnegados, la felicidad más grande de un padre campesino, es esa”, puntualiza Serrano Delgado.

“Hemos dado una respuesta contundente a la Revolución, somos campesinos honestos, con vergüenza, entregados a la producción, comprometidos con la entrega de los alimentos a la cooperativa, la participación en las ferias agropecuarias y los donativos a centros de salud, educación y personas en situación de vulnerabilidad”, expresa.

Viendo a esta familia campesina y a Oscar Serrano, el padre dedicado, bien se aprende que no se llega a ser papá a medias, que papá no es cualquiera, que se es y punto. Unos más diestros, más comprensivos, otros más descuidados, o drásticos, con torpezas propias o presumiendo el encanto natural de la hombría.

Así es de importante esa figura paterna, los que saltan por encima de convencionalismos, de rupturas amorosas, los que saben que responsablemente engendraron la maravilla en un vientre femenino y que en cada parto se hace un milagro que los acompañará toda la vida: un hijo.