A sus 57 años, esta mujer, hija única de una familia humilde, lleva 14 años de su vida en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en este territorio, pero ahora desde la responsabilidad de Secretaria General de la Organización.
Bertina nació en el seno de una familia trabajadora. Su madre, una obrera agrícola, le enseñó el valor del esfuerzo desde niña. “La acompañaba a recoger café, a chapear, a hacer de todo. A ella le debo mi formación”, comentó con emoción. Esa infancia marcada por el sudor y la tierra forjó en ella un carácter fuerte, pero también un corazón sensible a las necesidades de los demás.
Su vida laboral comenzó en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde sirvió durante 16 años tras graduarse en la Escuela Interarmas Antonio Maceo de Santiago de Cuba. Luego, pasó al Politécnico de El Laurel como jefa de preparación militar, y más tarde a la Dirección Municipal de Trabajo, donde se destacó como especialista en defensa y derecho laboral. Su labor fue tan ejemplar que su área recibió la condición de destacada durante varios años.
Asumir responsabilidades en la FMC no fue solo un cambio de trabajo, sino un compromiso con sus raíces. “El verdadero revolucionario está donde la Revolución lo necesite, eso lo aprendí del Comandante Fidel. Él no se equivocaba en lo que decía”, expresó.
Desde entonces, ha caminado kilómetros a pie, cruzando ríos y subiendo lomas, para llegar a las mujeres más vulnerables: las adolescentes embarazadas, las campesinas que luchan por sacar adelante sus cosechas .
Durante la pandemia, lideró la brigada “Las Marianas”, un grupo de mujeres que desafiaron el virus para llevar alimentos, ropa y apoyo a las familias más necesitadas. “No importaba el riesgo; estaban ahí, en primera línea demostrando su valía”, dijo. Esta iniciativa refleja su creencia en el poder transformador de las mujeres, quienes hoy presiden cooperativas y ocupan cargos clave en la sociedad a todos los niveles.
Felipe Castro no solo es una líder; es madre de dos hijas y abuela de cuatro nietos. Para ella, la Revolución es la razón por la que sus hijas son “mujeres de bien”.
“Antes, el machismo nos discriminaba. Hoy, ocupamos espacios que antes nos negaban”, afirmó. Su lucha contra la violencia de género y el embarazo adolescente es incansable, y su mensaje es “escuchar con amor, no con agresividad”.
“La Federación es como mi segunda casa, mi segunda familia”, confesó. Allí ha encontrado no solo un espacio de trabajo, sino una razón para vivir. Como ella misma dice: “Lo importante son los principios: honestidad, sencillez y humildad”. Y en esas palabras, Bertina sintetiza una vida entera de servicio y amor a la Revolución.