Roania Milagros Mediaceja Cresen, es su propietaria, y una de las residentes de las 29 casas recuperadas en la localidad, tras el paso del huracán Melissa, que dejó 556 derrumbes parciales de techo y 1098 totales en el Consejo.
Ella, con su carácter alegre y su positividad, agradece a los allí presentes por llevar una cubierta para los suyos, y los objetos personales sobrevivientes a la lluvia y los vientos.
Santiago Girón Romero, presidente de una de las zonas de defensa del Consejo, precisó a Sierra Maestra que “como parte de la etapa de Recuperación, se hicieron inicialmente visitas por delegados y presidentes de CDR, donde se comprobaron los daños.
“Luego los técnicos de la vivienda y los trabajadores sociales determinaron con exactitud las necesidades. Finalmente se decidieron los materiales requeridos por caso”.
Al tiempo, acotó que se priorizan los hogares de madres de descendencia numerosa, adultos mayores que viven solos, asistenciados en general, discapacitados, pacientes oncológicos y otras personas en situación de vulnerabilidad.
Añadió que en tanto se espera por la colocación de las tejas, se ubican lonas como facilidades temporales para resguardar a las personas y los recursos de la lluvia y otras inclemencias del tiempo. Hasta el momento ascienden a 725 tejas recibidas, de mil asignadas.
Francisco Jay Dussac, ejecutor de la Ecoa 57 extendió una felicitación por la labor intersectorial efectuada en las circunscripciones. Se refirió a la importancia del apoyo de los factores y vecinos, en especial de las dos brigadas de diez hombres cada una que protagonizan las distintas tareas.
Entre lágrimas, Rosalin Arrate Pileta, madre de tres hijos, nos contó su historia y su mensaje para todos: “Aunque nos evacuamos en casa de mi tío para el huracán, cuando llegamos al día siguiente de su paso nos dimos cuenta que nada de lo asegurado se preservó. Todo estaba mojado, la cómoda, la ropa, las cosas de los pequeños... El techo se había ido. Esta ayuda es un comienzo para resguardar el techo de mi familia”. Lidia Pileta Puentes, su madre, abrazó la cooperación del delegado, la comunidad y la atención social de manera integral.
Aunque en el Consejo Popular Flores, como en muchos otros lugares de la ciudad de Santiago de Cuba y otros municipios aún quede mucho por hacer, cada granito puesto por las manos de hombres y mujeres de bien, trae la luz y la esperanza a aquellos que más las necesitan.
