Angelina, que muy delicada de salud y con neumonía permanecía ingresada en el Hospital Militar Dr. Joaquín Castillo Duany, en Santiago de Cuba, falleció a los 76 años, el 15 de noviembre, aproximadamente a las 21:00 horas.
Lawrence Zúñiga murió al amanecer de este 16 de noviembre, a los 85 años, en su hogar de la calle Corona, en Santiago de Cuba.
Con los decesos de Angelina y de Lawrence, el arte y la cultura más arraigados en el pueblo, pierden dos baluartes de inestimable importancia.
Angelina laboraba como instructora de teatro en la Casa de Cultura Josué País García (antigua Casa del Estudiante) y a su título honorífico de Heroína del Trabajo, sumaba, además, la Réplica del Machete mambí del Generalísimo Máximo Gómez y era una integrante muy activa del PCC, la CTC, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC).
Pero lo que más encumbró siempre a Angelina fue su entrega casi pasional al trabajo y a su labor como promotora cultural. Bien difícil es encontrar a quien la superara en entusiasmo por ayudar a niños, adolescentes, a jóvenes o a personas de la tercera edad en barrios, comunidades, unidades militares, escuelas… empeñados como aficionados, en hacer arte.
Más de una vez la visitamos en su humildísimo hogar del reparto Santa Bárbara, para hablar del sector cultural o de cómo enaltecer el trabajo sindical de la Cultura en Santiago de Cuba.
Para Angelina Prada parecía no existir el límite cuando de entregarse con vehemencia a las tareas culturales o sindicales se trataba. Y así fue su existencia desde muy jovencita hasta este momento postrero en que cerró los ojos, definitivamente.
EL MAESTRO ZÚÑIGA
Lawrence Zúñiga Batista nació en Baracoa y luego de peripecias marineras al decir de su coterráneo Oscar Montoto, pasó a residir en Santiago de Cuba donde consolidó sus atributos como pintor y dibujante autodidácta; profundizó su arte naif por medio del que recreó en sus obras, muy especialmente la cultura afrocubana, los mitos y leyendas de los dioses u orishas del panteón yoruba.
Este destacadísimo pintor expuso en el ámbito nacional en casi todas las capitales de las provincias cubanas, y sus creaciones formaron parte de muestras colectivas cubanas exhibidas en España, Francia, Alemania, Rusia, Granada, República Dominicana, Martinica, Surinam, Venezuela, México, Puerto Rico, Estados Unidos…
“El arte de Zúñiga, a través de sus dioses, ha servido como motivo a diseñadores de portadas de libros, revistas, carátulas de discos y carteles, así como a documentalistas cinematográficos, realizadores de televisión y radiodifusores”.
Lawrence era miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y de la Unesco como artistas profesional.
Y “aun cuando la prensa internacional le ha dispensado elogios; a pesar de que coleccionistas privados e instituciones relevantes se debaten por tener ´un Zúñiga´, el pintor de los dioses prefiere tener el reconocimiento de su público”.
Ese público que siempre respetó y valoró muy alto el arte que distinguió al creador naif, lo despidió con una mezcla de dolor y de convicción en que su legado lo asumirán nuevas generaciones de cultores de este arte popular del que Lawrence Zúñiga Batista fue un auténtico maestro.
ANGELINA, TÚ ERES LA POESÍA
Bajo este título, en mayo de 2015, el blog El Sol de Oriente, del periodista que redacta estas líneas, publicó una semblanza sobre Angelina Prada Martínez, pocas horas después de ser investida, en la Capital, con el título honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba y exhibir en su pecho la Estrella de Oro del Trabajo.
Al reproducir partes escenciales de aquella conversación, el “Sierra Maestra” digital, en Santiago de Cuba, rinde modesto tributo a Angelina y se suma a las expresiones luctuosas del pueblo ante el deceso de esta mujer ejemplar.
“Entre los agasajados resaltaba una mujer, Angelina Prada Martínez, la única en 2015 con la condición de Heroína del Trabajo de la República de Cuba y para orgullo de los santiagueros, hija de esta ciudad...
Recordé, entonces, sus palabras minutos antes de salir hacia La Habana: “Santiago de Cuba es una poesía”. Pero ocurre que la poesía es ella, que habla con alma de poeta y tiene el sortilegio, por encima de muchos mortales, de descubrir lo hermoso, lo maravilloso hasta en las cosas aparentemente intrascendentes.
Muchos, como los vecinos de las torres habitacionales de la Avenida Garzón, añoran a la sonriente y amable instructora en los Días de la Defensa, en el Consejo Popular 30 de Noviembre “porque siempre trae poesías o relatos y los intercala en las clases, para hacerlas amenas. En eso nadie la supera”.
No es casualidad que en esta ciudad y en incontables lugares de Cuba veneren a esta mujer de ojos hermosos y gracia infinita al hablar, y que la saluden con un cariño especial. Acaso ¿cuántos suman los que le agradecerán sus enseñanzas artísticas, o el consejo casi maternal en barrios, comunidades, plazas, unidades militares, calles, montes, teatros… a lo largo de medio siglo en el arte?
PASIÓN POR EL CHE
Desde muy joven, Angelina sentía pasión por la imagen del Che y luego de conocer más sobre la vida del Guerrillero Heroico comenzó a idolatrarlo. Así lo expresó cuando muy joven pasó a ser trabajadora civil de las FAR, y luego instructora graduada en la Escuela Nacional de Arte; en el Instituto Técnico Militar, en La Habana; metodóloga de teatro en el Consejo Nacional de Cultura en la antigua provincia de Oriente; instructora de arte en los “Camilitos”, en Santiago de Cuba…
Nunca se ha detenido. Y así, en su devenir social y artístico, ha creado programas infantiles en Tele Rebelde; agrupaciones artísticas de aficionados en el Palacio de Pioneros Una Flor para Camilo y en diversas comunidades santiagueras. Como instructora, es multipremiada en festivales del MININT y las FAR; funda casas de cultura en Siboney y frente al Parque Céspedes; el Contingente Cultural Juan Marinello; es profesora universitaria y como dirigente sindical ha transitado desde la base hasta el Comité Nacional... es acreedora de todas las distinciones.
Alrededor de 20 ocasiones Angelina ha sido Vanguardia Nacional y posee la Orden Jesús Menéndez y la Orden Lázaro Peña (I, II, III grados). Desde anoche, oficialmente, ostenta el título de Heroína del Trabajo; en 2006 las FAR le entregó la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez; ganó el Premio Nacional Olga Alonso, en 2002; el Premio Nacional de Cultura Comunitaria en 2001; es creadora del espacio Confesiones, en la “Elvira Cape”, y ocupa un lugar especial entre los instructores más emprendedores de Cuba. Quizás, entonces, no exagera quien afirma que el reparto Santa Bárbara vibra a la par de los latidos del corazón de Angelina…
Y ¿qué reflexión hace la propia Angelina sobre ser Heroína del Trabajo? “Es un compromiso más; una carrera de vida con título. Es eso ser Héroe del Trabajo: una carrera de vida, que no termina hasta que uno deja de existir.Hoy recuerdo con cariño, a esa Heroína, instructora de arte como yo: Sara Gamerán, que ya murió. Fue la primera instructora de cultura, metodóloga en la provincia de Oriente, en conseguirlo. Desde entonces ninguna otra instructora había alcanzado este título. Yo estaba muy lejos de pensar que me tocara algo de esa magnitud. Hago mis cosas por amor infinito a la Revolución y por compromiso con ella. Por esta Revolución soy una mujer cubana plena, libre, independiente, con principios, valores, con mi voz…
“Para nosotros no se ha hecho el descanso; no hay impasse pues es una continuidad de vida. Eso es ser Heroína del Trabajo”.
Qué coincidencia: el Título en el aniversario 500 de la villa
“¡Quién me iba a decir eso: ni amigo ni nadie. Eso no se planifica. Hay comisiones que hacen una labor… Recuerdo ahora esa maravilla de hombre que fue José Julián Aguilera Vicente. Igualmente, Inaudis Paisán... fueron hombres que marcaron pautas y siguieron haciendo. De ellos aprendí que no hay manera más hermosa de vivir que colaborar, crear.
“Yo he hecho todo lo que estaba convencida que ayudaba en la vida de los niños, jóvenes, hombres y mujeres de la tercera edad, de los ancianos… y todo en mi marco profesional: las artes dramáticas del sistema de Casas de Cultura. Y otras funciones que me dieron al mismo tiempo: sindicato, Partido, mi Contingente adorado (el Contingente Cultural Juan Marinello). Uno trabaja sostenidamente, acumula esfuerzos, tiene resultados…
“Y si hay algo bello en Cuba es eso: cómo se estimula a los trabajadores. No es darme una casa o un carro; o cambiarme no sé qué cosa. Sino ocupar un lugar como cubano, como ser humano, y que reconocen tu esfuerzoque no tiene otro precio que seguir viviendo en esta Patria querida, y trabajar más cada día por hacerla aún más bella”.
A ver: define qué es para ti el sindicato, el sector de la Cultura y esta ciudad irrepetible…
“Significan mi fortaleza, mi formación laboral. Aunque en este punto me detengo y agradezco tanto a las FAR a las que llegué apenas con 17 años para formarme. Con mil amores recuerdo esa etapa de mi vida, cuando todavía yo olía a estudiante, y lo primero que hice fue continuar la alfabetización de jóvenes que se incorporaban sin el sexto grado. Era muy especial aquello.
“El sindicato me absorbió desde que empecé. Pero casi siempre me ha tocado, incluso en mi núcleo del Partido, en el CDR, ser esa secretaria ideológica que habla, que convence. Para eso hay un método sencillo: llevarlo en el corazón y mostrar con vergüenza, con la verdad siempre, las cosas como son.
“¿Y Cultura? Bueno, Cultura ha sido como una medicina; Cultura es como un tratamiento espiritual muy profundo. Ocurre que todo ser humano tiene un encanto por dentro, y si uno lo cultiva alivia.
“¿Santiago? Es como una cobija linda, limpia. Esa que cuando tú entras quedas agradecido, al guarecerte del sol, de la lluvia. Santiago para mí es una gran poesía, que cada vez que leo y releo, voy descubriendo cosas maravillosas que no deben perderse nunca… Una de las cosas más bellas que tiene Santiago es su gente: alegre, corajuda, orgullosa de su estirpe, solidaria. Esa es Santiago de Cuba. Aquí la gente tiene una alegría que contagia. Estoy contenta de ser santiaguera. El santiaguero siempre dice: ¿en qué puedo colaborar? Ojalá que la vida me dé un poco más de tiempo. Me falta tiempo en el reloj de mi vida para continuar y hacerme justicia y atender más a la familia y la cobija que tengo. Soy obrera del arte y tengo eso solo. Ya me han considerado y lo mejor es que ocupo un lugar en mi país. Y el 3 de julio, cuando suenen los tambores de la Fiesta del Fuego, estaré cumpliendo 66 años con el orgullo de estar viva y en Santiago de Cuba.”