El Canciller cubano compartió la información desde su cuenta en x, en la cual significó que mientras el dinero del contribuyente estadounidense se emplea en financiar la industria armamentista y las guerras, casi 38 millones de pobres viven en las calles de ese país.
Si a esto le añadimos que, de acuerdo con datos de la Oficina del Censo de Gobierno de Estados Unidos, la tasa de pobreza general oficial también se incrementó de manera dramática a un 12,4 % de la población.
Se observa con claridad que quien está en la Casa Blanca solo tiene un objetivo: llenarse los bolsillos a costa de las guerras.
¿Son palabras nuevas lo que se dice? No.
Es oportuno mencionar que el gasto militar a nivel mundial creció por novena ocasión en el año 2023, alcanzando los
2,44 millones de dólares, según el Stockholm International Peace Research Institute (Sipri).
Europa registró un nuevo récord de incremento desde la Guerra Fría, pero, a pesar del repunte de los gastos bélicos del Viejo Continente, Washington, sin duda, se lleva las palmas en este fatídico guarismo.
Sin embargo, el derroche de millones para la guerra continúa, mientras unos
650 000 estadounidenses moran en condiciones de indigencia, en tanto su Gobierno insiste en autoproclamarse defensor de los derechos humanos y «velar por la paz mundial». ¡Qué ironía!