Santiago de Cuba,

¿Qué hacer?

03 December 2024 Escrito por 
Prensa Latina

El pueblo cubano siempre ha tenido una respuesta positiva, independientemente de la complejidad de la situación, y ha salido victorioso. Es el pueblo del sí se puede. Así lo demuestran cotidianamente cientos de miles de nuestros coterráneos.

¿Qué hacer? Es una pregunta recurrente y su connotación está, sobre todo, en las acciones que devienen en soluciones. Cuando comenzó el Batistato, Fidel y toda una Generación -denominada como la del Centenario del Apóstol-, se enfrentó al dilema de "cruzarse de brazos y esperar o luchar", la respuesta clara fue luchar y también vencer. Setenta años después, aseguraría Díaz-Canel, que "mientras no alcancemos un grado de prosperidad digna para todos los cubanos, ¡tendremos un Moncada por asaltar ¡Cada día, cada hora, cada minuto, tenemos un Moncada por asaltar!"

Los últimos años han sido complejos, tanto como los 90. En aquellos momentos el pueblo supo, en unidad monolítica, salvar a país; ante el asombro de los enemigos y la admiración de los amigos, vencer. Cuba estrenó el tercer milenio preservando las conquistas de aquel primer día de enero: salud y educación universales; deporte y cultura como derechos del pueblo; la seguridad y tranquilidad en los barrios y localidades y la tolerancia cero al narcotráfico y la trata de personas.

¿Qué hacer? cuando el gobierno de los Estados Unidos tal y como reconoció, en 1960, Lester D. Mallory, Vice Secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos, que "el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

A los efectos de la pandemia de la Covid-19, el recrudecimiento del bloqueo y la promoción de la emigración irregular hacia los Estados Unidos -con beneficios negados a honduras, guatemaltecos o mexicanos, por solo citar ejemplos-, se han sumado los del deterioro del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y el azote de huracanes y otros eventos de origen climático.

Tristemente, contextos de esta índole, se convierten en caldo de cultivo para el aumento de las indisciplinas sociales, las ilegalidades, la corrupción. A esto se antepone lo mejor de los seres humanos se manifiesta, porque "cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres", que bien puede desterrar al individualismo, al egoísmo y otras actitudes devenidas en miserias humanas, antivalores "que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro", como dijo el imperecedero José Martí.

Estamos convocados a ser como aquellos en quienes "va un pueblo entero, va la dignidad humana". Donde haya enojo, pongamos felicidad; donde hayan preguntas, respuestas; a las inconformidades, soluciones; a la indiferencia y a la indolencia todo el empeño y la buena fe. Desde el entorno familiar y comunitario se hace y defiende al país. Corregir y no consentir lo mal hecho, más allá de meros discursos este tiempo exige realizaciones concretas.

Desde nuestra heroica Santiago, el 1 de enero de este año, el líder de la Revolución, General de Ejército Raúl Castro Ruz, convocó a que "mientras mayores sean las dificultades y los peligros, más exigencia, disciplina y unidad se requieren.  No una unidad alcanzada a cualquier precio, sino la basada en los principios que tan certeramente definió Fidel".

En ese sentido, tenemos que actuar porque "la historia nos ha enseñado con creces a dónde conducen la resignación y el derrotismo", y como dijo Fidel, "nosotros, los que estamos aquí, no podemos cruzarnos de brazos". Lenin también respondió a la interrogante con hechos contundentes: "marchamos en grupo compacto, asidos con fuerza de las manos, por un camino abrupto e intrincado".

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Luis Alberto Portuondo Ortega

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