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El eclipse solar del lunes 8 de abril es un fenómeno astronómico que ha generado gran expectación en todo el mundo.
Desde hace una semana, la habitación convertida en oficina ya no es la misma; falta la presencia, la voz, el olor de quien le daba vida a ese cuarto que se convirtió en trono, en lugar de consulta, de estudio, de madrugadas y de sueños.
Quien conoce a Rogelio Mora González sabe de su tradición tabacalera pues este productor, era uno de los que en el suroriental municipio de Contramaestre alcanzaba excelentes resultados en el importante rublo exportable.
Cuando abril vuelve con su carga de emociones, convidándonos a celebrar el paso de los nuevos y reflexionar sobre su huella, sobre todo en los tiempos tan difíciles que corren, otra vez se instaura la polémica.
Hasta la diplomacia se perdió, ese tapete que durante mucho tiempo ocultó la suciedad de la política norteamericana en sus campañas contra Cuba, fue ignorado por las palabras injerencistas y provocadoras hacia el gobierno de la Isla, dichas por el aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Donal Trump.
Por estos días, mi ciudad ha vivido momentos difíciles desde que el domingo 17 de marzo en la tarde, se congregaran frente a la sede de la Dirección Ejecutiva del Distrito #3 Antonio Maceo -ubicada en Carretera del Morro-, un grupo de personas en desacuerdo con la situación electroenergética y la distribución de la canasta básica.
“Me conmovió una historia. La de un señor con más de un año al que nadie visitaba, nos acercamos a él, contactamos con su hijo, quien fue a verlo entonces con merienda, cigarros y aseo personal. Hubo abrazos y besos. Acercamos familia. Queremos en otro momento donarles al centro máquinas e implementos de barbería”.
«Esta es nuestra Revolución, que nadie se equivoque», replicó una enfermera –secundada por una muchedumbre en la parada cercana al Hospital Provincial Saturnino Lora-, a otra que comentaba, con celular en mano, sobre lo acontecido en los alrededores de la Dirección Ejecutiva del distrito Antonio Maceo, y que visiblemente fue distorsionado por los malsanos contenidos –tan invariables como nuestra intransigencia revolucionaria-, que abundan en las redes sociales e internet.
En el salón de enfermeras del Hospital Civil Saturnino Lora, en octubre de 1953, aconteció algo sui generis: los postulados de los manifiestos de La Demajagua (1868) y de Montecristi (1895), programas de lucha de la única Revolución cubana, se fusionaron, ya no en la manigua, sino en la potente voz de Fidel, al pronunciar un alegato de autodefensa en el que se redimía y vindicaba a la Patria ultrajada.
El 14 de marzo de 1892 vio la luz el periódico Patria, fruto de la extraordinaria visión política de José Martí. Nacía así un soldado de la Revolución, creado "para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad", como expresó el Apóstol.