Esta situación, además de las dificultades que genera para la población, incide negativamente en la imagen de nuestra urbe. Resulta evidente que se necesitan soluciones permanentes a esta problemática.
De igual forma, la persistencia de microvertederos en diferentes zonas de la ciudad continúa siendo un tema pendiente. Estos focos contaminantes no solo afectan el ornato público sino que representan riesgos para la salud de la población. La acumulación de desechos evidencia fallas en el sistema de recogida y falta de conciencia ciudadana. Es un problema complejo que requiere atención sistemática y coordinada entre instituciones y comunidad.
Como bien dijo nuestro General de Ejército Raúl Castro Ruz, Líder de la Revolución Cubana debemos edificar “una ciudad cada vez más bella, higiénica, ordenada y disciplinada, a la altura de su condición de Ciudad Heroica”. Este principio mantiene total vigencia y debe guiar los esfuerzos de todas las instancias. Lograr este objetivo requiere la participación consciente de todos: instituciones, organizaciones y pueblo. La batalla por la higiene es una batalla cultural que se gana con educación y perseverancia.
Desde la autocrítica, debemos preguntarnos: ¿estamos haciendo lo suficiente como instituciones? ¿Mantenemos la exigencia y el control necesarios? ¿Hemos logrado articular de forma eficiente los recursos disponibles? Estas interrogantes deben llevarnos a perfeccionar nuestro trabajo. Al mismo tiempo, como ciudadanos: ¿asumimos la responsabilidad que nos corresponde en el cuidado de lo público?
La solución demanda mayor integración. Se impone fortalecer los mecanismos de control y exigencia ciudadana. También es necesario innovar en las estrategias de educación ambiental, especialmente hacia las nuevas generaciones. Cada santiaguero debe sentirse parte activa de esta batalla por el embellecimiento de nuestra ciudad.
Las transformaciones no ocurrirán de la noche a la mañana, pero debemos avanzar con paso firme y constante. La limpieza y organización de la ciudad es un reto que asumimos con responsabilidad. Con el esfuerzo de todos -esto seguro-, lograremos hacer de Santiago de Cuba un ejemplo de higiene y orden. Trabajemos unidos por la ciudad que soñamos y que merecemos tener, y así una vez más: Venceremos.