Santiago de Cuba,
Luis Alberto Portuondo Ortega

Luis Alberto Portuondo Ortega

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Por estos días se rememora la ruta funeraria del Apóstol. Yo recuerdo con lujo de detalles la expectativa que teníamos los pioneros de mi escuela primaria cuando se aproximaban el 28 de enero y el 19 de mayo –fechas de nacimiento y muerte de José Martí, respectivamente-. El colectivo preparaba, indistintamente, acampadas martianas hasta La Mejorara y el Mamoncillo Francés; también íbamos, con mucha más frecuencia, hasta el antiguo cuartel de caballería español (hoy Museo 29 de Abril) y el Rincón Martiano (otrora paradero del ferrocarril Sabanilla-Maroto).

Con la incorporación, en la ciudad de Santiago de Cuba, de otro centro de producción de fitofármacos y apifármacos -a los existentes en los municipios de Songo-La Maya, San Luis, Palma Soriano y Contramaestre-, la provincia fortalece la elaboración de tan importantes medicamentos, con un plan cercano a los once millones de envases -garantizando un 80 % de las variedades pertenecientes al cuadro básico de medicamentos consumidos en el país.

Ladrillos de barro y de canto -o piedra-, son producidos en los establecimientos de la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción (EPROMAC), "destinados fundamentalmente al programa de construcción de viviendas en sus diversas modalidades y tipologías, así como a obras de interés económico-social".


*Este 19 de mayo se cumplen 130 años de la caída en combate del Apóstol de nuestra Independencia
Luis Alberto Portuondo Orega
Nació en La Habana el 28 de enero de 1853 y murió, “sin patria pero sin amo”, en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895; fue “de cara al Sol”, tal y como lo había “profetizado” en forma de versos. Es nuestro José Julián Martí Pérez, el que la caprichosa historia concedió descanso “en la infatigable Santiago”.
Su ruta fúnebre signó la historia de Contramaestre, Palma Soriano, San Luis y de capital de Oriente. Desde ese propio año de 1895, los santiagueros custodiamos sus restos y preservamos su legado, muy cerca yacen el padre y la Madre de la Patria, y en un sencillo monolito aquel que trajo “en el corazón, las doctrinas del Maestro”, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
En su “Elegía a mis hermanos muertos el 27 de Noviembre de 1871”, el Apóstol sentenció: “Cuando se muere/ en brazos de la patria agradecida,/ la muerte acaba, la prisión se rompe; ¡empieza, al fin, con el morir la vida!”. Es por eso que no recordamos su muerte en el sentido literal y con sentimientos luctuosos; más bien celebramos su vida, esa fecunda existencia en la que sacrificó todo en pos de una Cuba “con todos y para el bien de todos”.
Martí sacrificó todo por Cuba y se pronunció a favor de la integración y la unidad latinoamericana. Advirtió con visión preclara, y lo asumió como deber, el “impedir a tiempo que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos, y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”.

 

 

Odalis Rosales Elías, quien ha consagrado casi cuatro décadas de su vida a las labores del campo, ha sido condecorada con el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba, y así se suma a los sanluiseros Bárbara Durades Miclín, Rogelio Batista García y Orlando Serpa Díaz, como los únicos labriegos santiagueros que ostentan tan alto reconocimiento.

Como un instrumento legal imprescindible para tener una ciudad cada vez más "bella, higiénica, ordenada y disciplinada", tal y como indicó desde hace más de una década el Líder de la Revolución, General de Ejército Raúl Castro Ruz, el Consejo de Ministros aprobó el Plan de Ordenamiento Urbano de la ciudad de Santiago de Cuba.

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