Ahora se cumplen 12 años de que ese gran fenómeno meteorológico tocara tierra causando muerte y destrucción.
El paisaje que se apreciaba era desolador, el impacto emocional constituyó una vivencia inolvidable y con transcurso de los años pensar en lo sucedido crispa el alma.
Recuerdo, la desolación de una familia que se refugió en un área de la playa Juaraguá, quienes lo habían perdido todo, y manifestaron estar vivos porque se aferraron a un árbol, protegiéndose de la furia del mar. Contaban que a una menor de unos 11 años se la llevaba el oleaje y lograron, en medio de la oscuridad, cogerla por un pie y volver a abrazarse a la mata, -habían pasado unas 72 horas de que el huracán acabara con lo que encontró a su paso- y al relatar lo sucedido, se apreciaba que todavía estaban conmocionados.
Imagino que como ésta quedaron muchas anécdotas sin salir a la luz. El Leñador, como se le nombró, tiró por tierra el esfuerzo y trabajo sostenidos que se habían realizado para cambiar la imagen de Santiago de Cuba, sus comunidades y municipios.
Se habían reanimado todos los sectores de la sociedad, dándole una nueva imagen al territorio, convirtiéndolo en uno de los más bellos del país.
El tiempo que estuvo azotando, -de 12 de la noche a 5 de la mañana, nos pareció interminable- lo que le permitió afectar seriamente el fondo habitacional, marino, el arbolado de la ciudad, la corriente eléctrica, la comunicaciones, cosechas, etc.
Luego de su ensañamiento, el General de Ejército Raúl Castro Ruz Raúl recorrió Santiago de Cuba y evaluó la marcha de la recuperación.
Fueron días de mucho trabajo y largas jornadas de esfuerzo, no se perdió ni un minuto, no había tiempo al descanso para revertir la situación.
Fue un período duro, pero como la solidaridad siempre está presente, el país se movilizó para levantar a Santiago; también llegó el aliento y la ayuda de países hermanos para enmendar tanta destrucción.
Santiago volvió a ser Santiago y “con el esfuerzo y dedicación de todos los santiagueros” volvió a dar vida a la ciudad rebelde, hospitalaria que a golpe de empeño renació como el Ave Fénix.