Santiago de Cuba,

Educando por amor

28 December 2025 Escrito por  David Alejandro Medina Cabrales

Frente a la pizarra no estaba el profesor, sino Sheila Erminda Despaigne Bazán, una joven de tan solo 21 años, estudiante de cuarto año de Derecho en la Universidad de Oriente. Con una mezcla de nerviosismo y determinación, comenzó a desentrañar los complejos conceptos de Cultura Política para sus 35 alumnos. Ese martes por la tarde, como cada martes y jueves, Sheila se traslada desde su casa hasta el IPU “Cuqui Bosch Soto” para cumplir con lo que ella considera un deber y un privilegio.

Este momento, que se repite todos los días en aulas de secundarias básicas y preuniversitarios de la ciudad cabecera, es el corazón de la tarea “Educando por amor”, un contingente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) que ha movilizado a cientos de estudiantes universitarios en todo el país para paliar el déficit docente y sembrar futuro.

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Para Sheila -incorporada a la tarea desde su segundo año de carrera- este camino comenzó impartiendo la asignatura de Educación Cívica a estudiantes de octavo grado en la secundaria básica “Roberto Rodríguez Fernández”. Luego dio el salto a la Historia Contemporánea y ahora a la Cultura Política en el preuniversitario.

“Fue una experiencia retadora”, expresó, “pues había impartido clases en la Universidad como alumna ayudante, pero no es lo mismo. Los estudiantes de secundaria y preuniversitario requieren de mayor atención y se debe usar otros métodos de enseñanza para lograr en ellos su atención para las clases”. Esa búsqueda constante de encontrar la chispa que encienda el interés en cada alumno, define su labor diaria.

La iniciativa, que echó raíces en el año 2013, ha encontrado en Santiago un terreno fértil y necesario. Según Carlos Ernesto La Rosa Mera, Secretario de Proyección Social de la FEU en esta Casa de Altos Estudios, esta tarea ha dejado de ser una simple actividad extracurricular para convertirse en un movimiento pedagógico y social que redefine la solidaridad.

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“Nuestros estudiantes no buscan sustituir al maestro profesional, sino complementar, apoyar y tender un puente generacional”, explicó el también estudiante de cuarto año de Ingeniería Agrónoma. El objetivo principal es contribuir de manera solidaria y amorosa en el desarrollo educativo y humano, mientras se experimenta una transformación personal y profesional basada en la responsabilidad social y la empatía.

“Nuestra motivación es triple: rendir homenaje al legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien consagró su vida al desarrollo educacional de Cuba, a Julio Antonio Mella, fundador de nuestra Organización y asumir con responsabilidad el presente de nuestra Patria”, añadió.

El verdadero impacto de “Educando por amor” no se mide en estadísticas, sino en las transformaciones que ocurren en el intercambio diario. Para los universitarios que participan, la experiencia forja carácter, paciencia y una profunda vocación de servicio.

La química de la conexión cotidiana

Daniel Abreu Matos, estudiante de segundo año de Ingeniería Química y con solo dos meses en la iniciativa, imparte clases de Química a estudiantes de octavo grado en la Secundaria Básica "24 de Febrero" del Micro 9, durante las tardes de lunes, martes y viernes. Para él, al igual que para otros jóvenes maestros, el desafío inicial fue ganarse la confianza de sus alumnos.

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“Al principio, ver a un ‘muchacho’ como ellos parado frente al aula generaba escepticismo. Romper esa barrera fue mi primer reto”, comentó. Su objetivo se basa en no ser el profesor distante, sino en convertirse en el compañero que conecta la química con lo cotidiano, mostrando cómo está presente desde la cocina de su casa hasta los materiales de su teléfono celular. Ha descubierto en estos adolescentes una curiosidad científica latente que solo necesita orientación y estímulo.

“Mi mayor satisfacción es ver esa chispa de comprensión en sus ojos, cuando un concepto abstracto deja de ser un monstruo y se convierte en una herramienta para entender el mundo. Esa es mi victoria diaria”, afirmó Abreu Matos.

El inglés y la recompensa invaluable

“Mi primera experiencia como profesor aún la siento a flor de piel. Fue y sigue siendo placentera, porque además de que en mi caso ser profesor es una meta personal, logro el objetivo que cada maestro debería proponerse: que sus alumnos aprendan. Esto sigue siendo exhorativo, porque no es tarea fácil que alguien aprenda un idioma que no es su idioma nativo; sin embargo, tengo gran éxito y, modestia aparte, no exagero ni un poco”, refirió Christhian Meriño García, quien cursa el cuarto año de la carrera Ingeniería Agrónoma.

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Desde hace un año este joven universitario, combina sus studios -que forman profesionales para el desarrollo agrícola y el manejo sostenible de los recursos- con una profunda vocación por la enseñanza. Él imparte la asignatura de Inglés en el SI Miguel Ángel Cano, de lunes a viernes en la tarde.

La pregunta por la remuneración económica es inevitable en este contexto. “Sí, recibimos una remuneración simbólica”, comentó el estudiante, reconociendo formalmente las muchas horas dedicadas. Sin embargo, fue claro al afirmar que nadie permanece en “Educando por amor” motivado solo por ese ingreso: “El desgaste emocional y la entrega exigen mucho más”.

Matos Peña dijo que la verdadera compensación es intangible. “El verdadero pago llega cuando un exalumno te saluda por la calle años después”, refirió, o al ver que alguien elige una carrera inspirado, en parte, por su ejemplo. “Eso es invaluable”, concluyó.

Retos pendientes en el camino

El camino no está exento de obstáculos. Agilizar los procesos de contratación y garantizar mejores condiciones materiales en las instituciones educativas son desafíos pendientes. Lograr un reconocimiento social más tangible para estos jóvenes educadores también es una meta. Estos aspectos requieren atención para fortalecer y sostener una iniciativa que ha demostrado su valor.

En el contexto del aniversario 103 de la FEU, los imberbes santiagueros reafirman con su actuar diario su juramento de fidelidad a Fidel, a la historia y al futuro. “Educando por amor” es la materialización concreta de ese compromiso. Son madrugadas compartidas entre libros de texto, jornadas donde el cansancio se disipa con la sonrisa de un estudiante que por fin comprendió. Son las manos de una generación que escribe su propio capítulo en la épica del magisterio cubano.

En las aulas de la ciudad heroica, la chispa del amor por enseñar, encendida por jóvenes como Sheila, Daniel, Christhian y otros tantos, ya ilumina el camino. Este proyecto social es la prueba de la esencia misma de Cuba: la educación como pilar de la Revolución.

La importancia de “Educando por amor” trasciende la transmisión de conocimientos. Habla del compromiso de las nuevas generaciones, que cargan sobre sus hombros la gran responsabilidad de preparar al futuro de la Patria.

Su labor confirma que el compromiso heredado, forjado en el aula y en el estudio, es el cimiento que hace crecer la Patria. Ellos son el relevo fiel, la savia nueva que nutre el árbol de la nación; el puente que garantiza que la obra educativa de la Revolución seguirá viva, floreciendo en cada nuevo curso escolar e imbatible en su afán de crear futuro.

Con sus manos empuñan los libros y con su ejemplo construyen, día a día, la continuidad de una obra que es semilla eterna.

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