Sobra reiterar todo el esfuerzo que se acomete para resolver o aliviar imperativos como garantizar la alimentación por igual, el abasto de agua, la generación eléctrica...
Y si bien el Estado desarrolla numerosos programas, estrategias y acciones innumerables para contrarrestar los problemas y satisfacer necesidades básicas, muchas veces no se reconocen en toda su magnitud por el insuficiente desempeño de la comunicación a instancia de la comunidad.
Sucede que generalmente no llega a la base la información veraz y oportuna, y ese vacío lo ocupan versiones callejeras infundadas, no siempre tan ingenuas y con ingredientes malsanos de la intoxicación mediática. Y es que hasta la falta de fluido eléctrico obstaculiza que toda la población esté debidamente informada con inmediatez.
La comunicación es vital en todos los espacios y en el entorno comunitario tiene mucha importancia, en tanto involucra a los actores encargados de la construcción y socialización de los contenidos en el ámbito local; quienes junto a las instituciones, organizaciones y la población en general, son garantes de los procesos. Por eso, ante las demandas o reclamos, vale la información a tiempo, dominar todos los porqués y el camino a seguir.
Se trata de la necesidad de mantener debidamente actualizada a toda la población, con el apoyo de todas las herramientas posibles de la comunicación, como un sistema cotidiano en el ejercicio de las organizaciones de masas y los factores de las demarcaciones comunitarias. Los mítines informativos de los CDR podrían rescatarse para ayudar al esclarecimiento actualizado, mediante la comunicación directa; multiplicar todas las informaciones posibles con veracidad, sin margen a la confusión. Esta batalla es de todos y se gana con unidad.
La fuerza de la verdad, no solo contribuye a discernir los procesos, sino a corregir comportamientos, evitar sentimientos de odio con la culpa cambiada de sitio y reconocer cuán responsable es el bloqueo de lo que nos falta; de qué forma vencer los obstáculos y cómo resistir con creatividad. La conclusión es clara: las acciones por el bien de los cubanos son palpable, pero necesitan una comunicación comunitaria constante y más efectiva, sin espacio a la distorsión. Al enemigo “ni un tantico así”.