Santiago de Cuba,

El tabaquismo sí mata

31 May 2025 Escrito por  Roberto Peña Álvarez, estudiante de Periodismo

Mientras nuestro país hace frente a sus desafíos y se aferra a la resiliencia en cada jornada, una cifra en el ámbito de la salud pública emerge con una contundencia escalofriante: cerca de 20 mil cubanos mueren cada año a causa del tabaquismo.

Este dato frío, desgarrador en su implicación, se traduce en la pérdida de unas 50 vidas diariamente por enfermedades directa o indirectamente asociadas a un hábito que, milenario en su arraigo cultural, es a la vez la causa de muerte más prevenible del planeta.

El tabaquismo, a menudo percibido como una elección personal, revela su verdadera dimensión como una amenaza colectiva. Recordemos que el tabaquismo afecta no solo a los que padecen este hábito, sino a quienes les rodean, al convertirse en fumadores pasivos que, demostrado por la ciencia, pueden sufrir complicaciones en la salud aún más graves.

Hay humo de tabaco en la calle, los parques, la terminal, las colas, incluso, en lugares que por su naturaleza pública prohíben el consumo del tabaco en sus instalaciones.

La noche anterior, el portal web de la revista Cubasí, publicaba una entrevista al doctor Salvador Tamayo, Jefe del Departamento de prevención y control de enfermedades no trasmisibles, del Ministerio de Salud Pública, a propósito del tema, y de celebrarse este 31 de mayo el Día mundial sin fumar.

En este trabajo, el especialista expone que, si bien la tendencia es a la disminución del consumo general de tabaco, el número de iniciantes tempranos (entre 10 y 12 años de edad) ha crecido hasta un 12 por ciento; al tiempo que los fumadores “pesados" (aquellos que consumen más de 20 cigarrillos al día), ascienden al 12% del total de fumadores cubanos.

Por otro lado, organismos internacionales expertos en el tema, aseguran que 37 millones de niños y niñas de entre 13 y 15 años consumen tabaco en todo el mundo.

“De las personas que hoy fuman en el territorio nacional, el 78 % comenzó antes de cumplir los 20 años, una etapa muy inmadura, donde todavía se atraviesan procesos biofísicos, biológicos y de moderación del comportamiento. Esos datos redundan en un llamado a la preocupación”, declaró Salvador Tamayo a la periodista Gilda Fariñas Rodríguez.

La paradoja de esta tragedia radica en la conciencia que la acompaña. A pesar de la contundencia de las cifras y el conocimiento generalizado sobre los peligros del tabaco, la lucha parece ser una batalla cuesta arriba.

Las campañas sanitarias nacionales, visibles y persistentes, han buscado alertar a la población sobre los devastadores efectos del cigarrillo. Se ha puesto un énfasis encomiable en la precisa inserción del tema en los planes de estudio de la enseñanza básica cubana, inculcando en las nuevas generaciones la conciencia sobre los riesgos desde la niñez, con la esperanza de forjar adultos libres de esta adicción.

Asimismo, la reiterada presencia de mensajes de bien público en los medios de comunicación masiva, desde la televisión hasta la radio y la prensa escrita, ha inundado el espacio informativo con llamados a la prevención y la cesación. Por otro lado y en la misma dirección, numerosos especialistas han dedicado mucha tinta a la promoción de la lucha contra el mal hábito del cigarro.

No obstante, a pesar de todos estos esfuerzos sostenidos, de la inversión de recursos humanos y materiales, y de la vasta producción de conocimiento y conciencia, aún persisten cifras alarmantes al respecto.

La prevalencia del consumo, la persistencia de la adicción y la constante incorporación de nuevos fumadores, especialmente entre la juventud, revelan que el desafío es más profundo de lo que parece. Es una batalla cultural, social y de salud pública que no puede darse por ganada

El tabaquismo debe ser definido como una enfermedad en sí misma, y no solo como un factor de riesgo para otras enfermedades. Tal como declarara la Dra. Patricia Varona Pérez, investigadora del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (Inhem), al portal Cubadebate en el año 2022, el tabaquismo “provoca signos, síntomas y es una enfermedad adictiva debido a la nicotina. Es una enfermedad sistémica que afecta a todos los órganos del cuerpo y es también una enfermedad crónica y contagiosa”,

Sin dudas, es un hábito adquirido y trasmitido por la sociedad a los individuos, ´´es el resultado de un aprendizaje, por tanto, es posible que todo fumador pueda construir una nueva forma de hacer´´, insisten los expertos.

Lamentablemente, al amanecer de este 31 de mayo, cuando el mundo celebra otro Día Mundial sin Fumar, ya habrán fallecido por causas atribuibles al tabaco casi cuatro millones de personas, siendo el motivo de su muerte la principal causa prevenible de muerte en el planeta.

Y otros cuatro millones de personas habrán fallecido también para cuando termine el año, y el ciclo se repetirá en el calendario siguiente si no se intensifican los esfuerzos para contrarrestar en sociedad esta enfermedad mortal.

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