Ella perdió a dos de sus tres hijos, asesinados en las calles santiagueras. El primero fue Josué, el 30 de junio de 1957. El segundo, Frank, exactamente un mes después.
Se sabe que cuando Doña Rosario recibió la noticia sobre la muerte del primero, no lloró, expresó con dolor y firmeza: ¡Ahora mismo voy a buscar a mi hijo! Y ya junto al cadáver, su amor maternal solo dejó escapar un lamento: ¡Ay, mi pequeñín! ¡Qué lástima! ¡Han tronchado una vida que empezaba llena de ilusiones! Y al momento de la partida hacia el cementerio, al mirar la cantidad de personas sumadas al cortejo fúnebre, con la firmeza multiplicada, ordenó: «Dejen el sarcófago abierto, para que Josué pueda ver a su pueblo que lo sigue»
El 30 de julio de 1957, fue asesinado Frank. Dolor de madre, dolor de pueblo. Otro ejemplo de Doña Rosario que la retrata en su dimensión de mujer y madre santiaguera y cubana. Aprueba la petición del Movimiento Revolucionario 26 de Julio de trasladar el cadáver de su hijo, desde su domicilio hasta el de su novia América, para desde allí lograr la masiva participación popular en su marcha hacia el cementerio. “Hagan lo que crean mejor. Frank es de ustedes”, fue su respuesta.
Ella misma relataría luego cómo limpió y taponeó 36 heridas en el cuerpo de su hijo y no continuó porque le parecía que le dolían. Luego, al producirse un encuentro con Ñeña, la viuda de Raúl Pujols y escuchar de ella un sentido ¡Ay, Doña Rosario!, acompañado de un abrazo y un copioso llanto, la estoica madre le responde: ¡No, hija, no, nada de lágrimas! Este no es momento de llanto. ¡Es hora de enfrentar al enemigo!
En otro momento, Doña Rosario, por su denuncia pública contra los asesinos de sus hijos, fue citada a la Audiencia. El esbirro Salas Cañizares no solo negó su crimen, sino que, mintiendo con todo descaro, afirmó que Frank “era un gánster buscado por la justicia, que usaba el nombre de un comunista conocido porque él era también comunista”. La respuesta de la Doña fue contundente y valiente.
“Ha jurado usted decir la verdad y aprecio que no sabe lo que significa esa palabra. Ha dicho usted que mi hijo era un gánster y que yo sepa a ningún gánster lo sigue un pueblo. Ha dicho que a mi hijo lo buscaban por comunista, y yo y toda persona honrada sabemos que no lo buscaban por ladrón, por borracho o por vicioso. Lo buscaban por sus ideales y porque luchaba por ellos. Usted no es más que un asesino que en un mes me ha matado a mis dos hijos”..
En mujeres como Doña Rosario, están las raíces del heroísmo de la mujer santiaguera; heroicas durante la guerra, heroicas en la paz. En ellas se inspira la Federación de Mujeres Cubanas.