Más cercano en el tiempo contaban que unos se incorporaron a las fuerzas del Ejército Rebelde, otros ayudaban con alimentos y como guías; con el Triunfo de la Revolución pasaron al Minint y a la Seguridad del Estado.

Este 28 de agosto, cuando fueron condecorados algunos de los protagonistas de la fundación del Partido en ese órgano armado, no podía imaginar que entre ellos estuviera mi tía, Yolanda Blanco Ferreiro, quien para mí siempre ha sido mi “tiita”.

Con sus 83 años y una fractura de cadera que la obliga a usar un andador, no ha dejado de colaborar con su organización en la que milita hace 60 años y afirma que: “El Partido es mi vida y me mantendré en el PCC hasta mi último aliento”.

Al conversar sobre su desempeño, afirmó: “Fuimos seleccionados un grupo de compañeros para prepararnos y constituir los núcleos del Partido -en aquel entonces eran cinco regiones-, recuerdo que el grupo del oriente del país estaba formado por 25 miembros, y el 29 de agosto de 1965 comenzamos a realizar la tarea encomendada.

“Viajamos a las provincias centrales y de regreso nos dirigimos a Guantánamo, por donde se comenzó en esta zona teniendo en cuenta que quedaba un pedazo de nuestra tierra usurpado por el gobierno imperialista, la frontera. Tuve la oportunidad de ir allí y apreciar con la vehemencia que se defiende el terruño.

“Hubo compañeros que fueron quedando como secretarios generales, pero yo me mantuve hasta el final, era la documentadora de los procesos asamblearios y recepcionaba todos los datos”.

Fueron muchas las experiencias vividas en esos años: “Éramos jóvenes con tremenda responsabilidad sobre los hombros, trabajamos mucho, pero al finalizar cada proceso sentíamos la satisfacción del deber cumplido.

“Actividades fueron varias, pero guardo en mi mente aquel 12 de enero de 1966 en que un grupo ascendimos al Pico Turquino, y me convertí en la primera mujer en llegar. De igual manera tengo la remembranza de cuando dimos por concluida la misión”.

Con sentimientos encontrados atesora en su memoria su presencia en el teatro Karl Marx, cuando se constituyó el Comité Central y se le cambiara el nombre al Partido Unido Revolucionario Socialista (PURS) por el de Partido Comunista de Cuba, integrado por 100 miembros. También el periódico Revolución cambió su nombre, y desde entonces es el diario Granma. Con una memoria fotográfica, a pesar de su edad, me relató todo lo ocurrido ese día.

De lo dicho por mi “tiita”, solo señalo estas palabras: “Fidel empezó a preguntar cómo debía llamarse, hasta que en minutos todos decidieron el nombre, el que hasta hoy lleva la organización partidista.

“En ese encuentro, el Líder de la Revolución nos daba a conocer una nefasta noticia que nos sorprendió, sobrecogió, nos llenó de dolor, y tristeza hasta sacarnos las lágrimas, Fidel dio lectura a la carta de despedida del Che; jamás podré olvidar la imagen y la voz del Comandante leyendo esa epístola, la verdad fue muy duro para todos.

“Lo que hice no fue para méritos ni reconocimientos, era mi deber de revolucionaria, y si tuviera que volver a hacerlo, con gusto estaría en primera fila; esa tarea fue de las más grandes que he realizado. Son 60 años militando en el PCC y trabajando para la organización, ¿mi orgullo? Haber dedicado gran parte de mi vida a esa labor”.