Palma Soriano, segundo municipio en importancia de la provincia, encauza su estrategia de desarrollo y autoabastecimiento local en consonancia con las políticas implementadas en el país en función de disminuir el impacto del bloqueo y destrabar todo lo que la centralización, la burocracia y las manifestaciones de corrupción e ilegalidades propiciaron.
Poco ruido y muchas viandas
Desde hace poco más de un año el joven Marcos concentró todos sus esfuerzos en lo que mejor sabe hacer: surcar, sembrar y cosechar. “Junto a mi hermano Omar y mi amigo Feliberto, laboro 11 hectáreas (ha) en las que hay yuca, boniato, calabaza y tomate con destino al consumo del municipio y de Santiago de Cuba”, precisó.
A sus 29 años, según reconoce, ha logrado realizarse como persona, “obtengo el dinero necesario para vivir, me siento útil a la sociedad y recibo el reconocimiento y ayuda de cientos de personas que se llegan hasta aquí para preparar la tierra e incrementar las parcelas sembradas”.
En la finca de Rubén Montero se utiliza principalmente la tracción animal, “de sol a sol y hablando poco; nuestra prioridad es avanzar mucho más, no tanto en hectáreas sino en rendimiento”. El área en desarrollo, poco a poco, se va convirtiendo en referencia “y otros se incorporan porque ven los resultados, porque ya la alimentación de mi familia no constituye un problema y tampoco nos falta el dinero, porque cuando se aplican bien las leyes todo fluye”.
Omar y otros “Gómez”
Aunque son 4.2 ha las que atienden Omar, su hijo Omar Enamorado y su hermana Josefina, “que trabaja a la par mía”, el maíz, la calabaza y la yuca sembrados “hace nueve meses resultaron en más de 20 quintales que se vendieron en Palma, por un lado, y unas cuantas decenas entregados a círculos infantiles, hogares maternos y a la Casa para Niños sin Amparo Familiar”.
La familia Gómez, liderada por Omar, se asoció a la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Victoria de Girón, “y no queremos saber de intermediarios; lo que producimos se pacta previamente con la dirección de la cooperativa y se vende en los puntos ubicados en el Hospital Materno y los consejos populares 30 de Noviembre y 8 de Marzo; hasta el momento nunca hemos dejado de percibir el dinero, puesto que funcionan bien los mecanismos de pago inmediato”.
Al ver los logros de su hermano, Josefina, o Fina como le conocen en Santa Rita, dejó “de trabajar en la Fábrica de Conservas e inmediatamente me incorporé a la finca; yo nací en este medio y estoy acostumbrada, aunque la poca atención que tuvieron nuestros campos fue una de las causas para que muchos se mudaran a los pueblos, hoy vuelve a demostrarse que la tierra es la mayor fuente de riquezas”.
Omar Enamorado ha seguido la tradición familiar y aspira a que sus hijos también lo hagan
Por otra parte, Omar Enamorado, el más joven de los Gómez, decidió echar su suerte en su localidad natal. En Santa Rita, precisó, “se había perdido, hablándote sinceramente, el amor por la agricultura; pero lo que se está haciendo aquí desde hace aproximadamente un año muestra resultados que nos hacen soñar con un futuro prometedor a partir de este presente de oportunidades”.
Ese trío, que impulsa su “negocio familiar y tradicional”, atendió a nuestro rotativo manejando un tractor, chapeando la maleza, y “recolectando las yucas y boniatos que quedaron en la profundidad del surco, porque todo es aprovechable”.
El marabú quedó en el olvido
En 2021, cuando la pandemia de la Covid-19 parecía no tener fin, “mi papá y yo nos dedicamos, con hachas, machetes y azadones a eliminar el inmenso marabuzal que ocupaba las 13.42 ha que tengo en usufructo”, contó Yordanis Pelegrín Rojas, de 31 años.
“Fue difícil, los callos de mis manos y las cicatrices que tengo en los brazos dan fe de lo que pasamos; es verdad que soy nacido y criado en esta zona, pero vine a la agricultura por necesidad, para sostener a mis dos hijos y a mi esposa”, detalló el joven.
A la yuca, el maíz y el boniato ha incorporado el quimbombó, “de mucha demanda y que, al igual que los otros productos, la CPA Victoria de Girón expende en sus mercaditos; a pesar de lo logrado, necesito un tractor, cuestión que he planteado en la Asamblea de cooperativistas y comunicado a las autoridades”.
Yordanis, no se ha separado de su padre Eloy Miyares, “que no me dio su sangre, pero sí su afecto y valores”, y ha integrado al equipo a un amigo, también de Santa Rita. “Yo agradezco mucho el énfasis que en nuestra provincia se hace con la agricultura y el mejoramiento en la atención a los productores que -como todo- debe y puede mejorar”, concluyó.
Al recorrer las tierras de secano de Santa Rita, en Palma Soriano, comprobamos que las cifras de cuánto se ha sembrado en Santiago de Cuba no están divorciados de la realidad.
Los campesinos y obreros agrícolas trabajan sin sosiego y con no pocos avatares. Lo que amerita solución definitiva es la comercialización, desterrar a los intermediarios y contener a los que traban la comida que tiene que estar en las despensas de las familias santiagueras.
La tierra, el trabajo y el tiempo de esos tres palmeros están consagrados a la producción de alimentos. El resto depende de otros eslabones de una cadena que debe achicar el trecho del campo al mercado, y de los costes a los precios.