En un día como hoy pero de 1965 fue coronado el esfuerzo de muchos, especialmente de Arturo Duque de Estrada, presidente de la Comisión de Monumentos en la antigua provincia de Oriente, al adquirir la Granjita su condición de museo.
Allí, en la tranquilidad del lugar, y bajo la sombra de árboles enormes y añejos, la pionera Brianna Mercedes Sabourí declamó el poema “Era la mañana de la Santa Ana”, que el Indio Naborí (Jesús Orta Ruiz) dedicó a la efeméride.
También, se evocó cómo la madrugada del 26 de julio de 1953, poco antes de salir a asaltar el Cuartel Moncada, se reunieron en la sala de la supuesta granja de pollos, 129 jóvenes integrantes de la Generación del Centenario, para escuchar las orientaciones y puntualizaciones de Fidel y también, para oír la voz vibrante de Raúl Gómez García con su poema “Ya estamos en combate”, una hermosa y patriótica arenga en versos.
De todo lo precedente se habló en el acto que el Centro Provincial de Patrimonio Cultural (CPPC) organizó para conmemorar las seis décadas de la histórica institución museística.
Luego de mencionar la pasión con que se labora allí, Suitberto Frutos Heredia, director del CPPC, entregó al museo un reconocimiento, que en nombre del colectivo recibió su directora, la M.Sc. Alina Leyva Piña.
“Aquí está simbolizado –dijo el Director del CPPC— el agradecimiento del pueblo y las autoridades de Santiago de Cuba”.
Otros directivos y trabajadores del CPPC y de museos de Santiago de Cuba; residentes en el Consejo Popular Siboney, alumnos de escuelas de la zona; antiguos y actuales trabajadores de la Granjita; representantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana participaron en el acto.
Intervino entonces Leyva Piña, quien dijo sentirse orgullosa de que el CPPC haya confiado en ella y en los trabajadores del museo; enalteció a quienes han apoyado la institución en estas seis décadas; mencionó especialmente, y a modo de reverencia a su memoria, a Duque de Estrada; la inestimable ayuda de Nancy Eliot y sus valiosísimas investigaciones; al CPPC; a Marisleydis Brunett, subdirectora provincial de Patrimonio; a Damaris; a Harry González Salmon, el primer guía del museo Granjita Siboney, y su hija Vilma; al padre de Renato Guitar, que trabajó allí igual que Justino Miguel Boris, campesino quien en su momento, luego de los hechos del 26 de julio de 1953, colaboró con Fidel y le sirvió de guía por la cordillera de la Gran Piedra; a la familia Domínguez Ruiz, cuyos integrantes han formado parte del colectivo durante años…
Leyva Piña calificó este museo como un espacio donde las generaciones pueden conectar con la historia y mantener viva la llama de la lucha por la justicia y la libertad. Y sentenció:
“Reafirmamos, al celebrar estas seis décadas, nuestro compromiso de seguir preservando y compartiendo las lecciones que nos legaron aquellos valientes jóvenes de la Generación del Centenario”.
A unos 15 kilómetros en el este de Santiago de Cuba y cerca del balneario de Siboney, se ubica la Granjita Siboney, un sitio íntimamente ligado a la más reciente historia de Cuba, pues es el lugar desde donde partieron los 129 jóvenes que comandados por Fidel Castro Ruz, asaltaron al Cuartel Moncada de la tiranía de Fulgencio Batista, al amanecer del 26 de julio de 1953.
La instalación era conocida como Villa Blanca y comenzó a construirse como sitio de recreo, en 1945 por su propietario, el comerciante José Vázquez Rojas.
Fidel Castro y Ernesto Tizol Aguilera, en abril de 1953 en un recorrido por la carretera de Siboney, descubren el lugar y estiman que es inmejorable para sus planes revolucionarios, además de estar cerca de las montañas.
Así, a inicios de julio de 1953 Abel Santamaría ya está instalado en la casa; manda a construir supuestos gallineros (donde ocultarían los autos por utilizar en el asalto) y junto a Renato Guitar acondicionan un pozo seco para esconder las armas.
De aquella Villa Blanca por el color de la casa, partieron los asaltantes del Moncada la madrugada del 26 de julio de 1953. Luego de la acción, varios asaltantes, regresaron y 19 de ellos marchan con Fidel a las lomas de la Gran Piedra, donde fueron ayudados por los campesinos hasta que el 1 de agosto, son capturados por el teniente Pedro Manuel Sarría, quien en actitud viril no los entregó a otros oficiales que así lo exigían. Sarría los llevó directamente hasta el Vivac de Santiago de Cuba y evitó que fueran asesinados por los soldados de la tiranía, como había ocurrido con más de 50 asaltantes, cuando en realidad solo cinco de ellos cayeron en combate.
Dicen apuntes históricos, que la propia mañana del 26 de julio, “soldados del ejército de Fulgencio Batista irrumpieron y ocuparon la Villa deshabitada, depositaron en la tarde y la noche cinco cadáveres de jóvenes asaltantes asesinados, dejaron abandonado en una de las porterías de acceso el cuerpo sin vida de un civil, y se produjo el ametrallamiento de la fachada de la vivienda, para simular un falso enfrentamiento”.
El 23 de julio de 1965 Villa Blanca, que ya la población santiaguera conocía como la Granjita Siboney, con toda su carga histórica como aval, es convertida en Museo y en 1979 es declarada Monumento Nacional.
Posteriormente al 1. de enero de 1959, triunfo de la Revolución Cubana, en 25 ocasiones según consta en documentos, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz visitó la Granjita Siboney, la mayor parte de las veces acompañado por dignatarios de numerosos países y otras personalidades relevantes.
También, Raúl Castro Ruz, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y otros dirigentes cubanos, han estado en el museo y han intercambiado con su colectivo de trabajadores.
El 20 de enero de 2003 fue la última estancia de Fidel en la Granjita, junto al periodista francés Ignacio Ramonet que trabajaba en el libro Cien horas con Fidel.