Santiago de Cuba,

Por la tierra hay que Sembrar con Ciencia

19 July 2025 Escrito por  M.Sc. Milagros Alonso Pérez y David Alejandro Medina Cabrales (estudiante de Periodismo)

Hasta la finca La Maravilla -ubicada en el Consejo Popular América Libre, del municipio de Contramaestre-, propiedad de la reconocida productora de arroz Laritza Brizuela López llegaron jóvenes de la expedición juvenil Sembrar con Ciencia.

La expedición, iniciativa de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) -abanderada el pasado 11 de julio en La Habana-, está integrada por jóvenes investigadores, estudiantes universitarios, productores de referencia, profesionales del sector agropecuario, y representantes del sistema empresarial vinculado a la agricultura.

En La Maravilla -actualmente con 10 hectáreas de tierra y 2 de ellas dedicadas al cultivo de arroz, con un rendimiento de 40 quintales por hectárea- tuvieron un intercambio con productores, donde se debatió sobre el financiamiento y la bancarización para potenciar la agricultura, temas que reflejan los desafíos y oportunidades de un sector clave para la soberanía alimentaria.

Laritza, quien es además campesina de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Ruta Invasora, dijo que “el crédito y la tecnología son vitales para crecer. Yo misma enfrenté escepticismo por ser mujer, pero con perseverancia y apoyo familiar, he logrado que esta tierra alimente a mi comunidad”. Su historia, es un ejemplo de resiliencia en un municipio que destina 40 hectáreas al arroz, pero clama por maquinaria y técnicas más eficientes .

Dairiel Castillo Góngora, productor ganadero de 24 años y miembro de la expedición, explicó el propósito de la misma: “buscamos llevar buenas prácticas a las cooperativas: desde agroecología hasta fincas diversificadas. La ciencia debe estar en cada surco”.

Los expedicionarios, que ya visitaron unidades productivas en San Luis, Palma Soriano y Tercer Frente, destacaron el potencial de La Maravilla para integrar otros proyectos.

Contramaestre, sin embargo, enfrenta retos estructurales. Aunque se aboga por importar tecnologías que aumenten el rendimiento, el acceso a financiamiento sigue siendo una traba. Aquí, la experiencia de países como Colombia, que aprobó este año un plan de $43 mil millones para créditos agrícolas -incluyendo líneas específicas para mujeres rurales y adaptación climática- podría servir de referencia.

La visita también puso en valor el liderazgo femenino en el campo. Brizuela López, delegada al último Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), es ejemplo de cómo la tenacidad rompe estereotipos. “Mi hijo y mi madre son mi equipo. Juntos demostramos que la tierra no distingue géneros”, afirmó mientras mostraba sus parcelas.

Los jóvenes -acompañados por el Buró Municipal y Provincial de la UJC y la ANAP-, por su parte, insistieron en la necesidad de políticas integradoras: “No basta con producir; hay que vincular educación técnica, créditos flexibles y mercados justos”, señaló Castillo Góngora.

Con cada debate sobre créditos, cada intercambio sobre tecnología y cada testimonio de resiliencia como el de Laritza, queda claro que el futuro de la agricultura cubana está en manos de quienes, entre surcos y sudor, entienden que la tierra no es solo un sustento, sino un acto de fe en el mañana. Mientras jóvenes como Dairiel y productoras como Laritza unen fuerzas, el reto ya no es solo crecer, sino hacerlo con raíces firmes y mirada colectiva. El camino es largo, pero las semillas, como bien saben en La Maravilla, ya están echadas.

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