Para los estudiantes de Ciencias Médicas que participan en dicha iniciativa, esta supone una oportunidad para desarrollar valores que enriquezcan su futuro desempeño profesional. Nelvis Gorina Sánchez, especialista en Anatomía Patológica, quien dirige el proyecto desde sus inicios, asegura que “el estudiante debe tener, ante todo, sensibilidad por los niños que trata, para llegar a ser sanadores de tristezas”.
Además de promover la empatía hacia los pequeños, Halo de Esperanza constituye un espacio para el diálogo con las familias, estrechando vínculos de afecto y gratitud. Roxana Góngora Benítez, estudiante de Medicina e integrante del proyecto, comentó que disfruta al recibir el agradecimiento de los padres, ya que ellos también forman parte importante en el tratamiento a los pacientes pediátricos.
La estudiante añadió que la mayor recompensa de la atención a niños y niñas radica en apreciar sus sonrisas y la alegría que son capaces de experimentar. “Lo hacemos por ellos y para ellos, para que se sientan especiales, porque lo son “.
Proyectos como Halo de Esperanza suponen una etapa de aprendizaje para los estudiantes de las carreras de Ciencias Médicas. Se trata de conocer de cerca los retos de la profesión, y asumirlos con amor y entusiasmo; se trata, en otras palabras, de aprender a brindar esperanza.