Santiago de Cuba,

Especiales

Cuando mi hijo decidió ser ciclista, después de haberse motivado por otros deportes, pero sin definición por ninguno, una incertidumbre me rondó. ¡Ciclista!, si ni bicicleta tenía, y mucho menos conocimiento y práctica.

Respondo al teléfono. "Necesitamos un trabajo en homenaje al Comandante para el lunes", es la jefa de redacción del periódico. De este periódico que ahora lee. "Lo tendrá a tiempo", le aseguro. Luego pienso.

«Fidel en nosotros» no es simplemente una consigna que se repite sin profundizar en su significado. Para que este ideal se haga realidad, cada revolucionario, cada patriota, debe interiorizarlo y asegurarse de que, frente a circunstancias adversas y aparentemente insolubles, en lugar de culpar a otros, debería abrazar el concepto de «yo soy Fidel».

Cada vez que llegan estas fechas, nace en mí un sentimiento de melancolía, o más que eso, de tristeza. Una sensación de impotencia y enojo que solo provocan la partida repentina de alguien preciado, hace ocho años atrás.

A ocho años de su partida física sigue convocando al mundo desde aquel monolito con forma de grano de maíz en Santa Ifigenia.

Alexei Yero Guevara vino al mundo hace 43 años en plena Sierra Maestra; creció tomando los “buchitos de café” -como se le dice al trago en las zonas rurales de la Mayor de las Antillas-, que preparaba su abuela tras tostar los granos en un caldero, molerlos en un pilón y extraer la bebida en un rústico colador.

El mes de noviembre siempre ha tenido diversas motivaciones para que los estudiantes del país celebren, en Santiago de Cuba con la particularidad de que se desarrollan diferentes actividades conmemorativas de fechas históricas.

Tras el fuerte susto de vivir dos sismos de más de 6 grados de magnitud, que en menos de una hora estremecieron el centro y oriente cubanos el pasado domingo en las zonas afectadas, como las ondas expansivas de los eventos, se extiende el esfuerzo recuperador, y la ciencia, que desde entonces redobla las miradas, deriva lecciones y confirma hipótesis.

El temblor

Da un martillazo, dos, tres, ¡Hay! Sacude la mano y continúa. Papá trabaja, otros se intrigan, comentan o critican.

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Hay pruebas que sobrepasan lo humano; experiencias aterradoras; dolores que no sanan fácilmente. Pero también hay corazones que se despojan de su egoísmo; manos que se extienden hasta el último confín; sentimientos que entrelazan; causas que enaltecen la vida. Santiago de Cuba por estos días se ha multiplicado en muestras de solidaridad y apoyo al pueblo guantanamero, afectado severamente por ‘Oscar’.

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