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Cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro calificó al combate de El Uvero, desarrollado el 28 de mayo de 1957, como un atrevido y desafiante ataque, estaba definiendo, en toda su dimensión, el carácter de aquella acción rebelde donde, al decir del Che, la guerrilla revolucionaria alcanzó su mayoría de edad.
Si estoy escribiendo estas líneas, si sus hijos se levantaron en la mañana y fueron a la escuela, si al pasar vio la bodega abierta esperando el azúcar o el arroz es porque Cuba vive y lo hace con la fuerza de todos los que amamos este país y tenemos la voluntad de continuar.
El 20 de mayo de 1902 fue un día «célebre» para Cuba. En un acto solemne y simbólico ondeó, por primera vez, su bandera en el mástil del Morro de la capital. Hubo quienes vieron en ello la posibilidad de dar continuidad a los sueños redentores frustrados por la «filantrópica gestión salvadora» de EE. UU.
Ofrendas florales a nombre del General de Ejército, Raúl Castro; el Primer Secretario del Comité Central de Partido Comunista de Cuba y presidente de la República, Miguel Díaz Canel Bermúdez; el titular de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández y del pueblo de Cuba, fueron depositadas en la mañana de este 19 de mayo ante el mausoleo donde reposan los restos mortales del más universal de los cubanos.
Una afirmación define el amor de José Martí por los pueblos del sur de nuestro continente americano: “De América soy hijo: a ella me debo”.
No se equivocó el Apóstol cuando afirmó que la libertad «es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía»; cuán acertado fue al describir, en Tres Héroes, a Simón Bolívar, Miguel Hidalgo y José de San Martín, y no resultaría erróneo asumir muchas de sus valoraciones para dignificar a los protagonistas de la extraordinaria gesta de nuestro pueblo -signada por resistencia y victorias-; hombres y mujeres que son los héroes de la cotidianidad.
Santiago de Cuba fue por unos días, la Capital de la Paz en las Américas y el Caribe, representantes de organizaciones de más de una decena de naciones se reunieron aquí para participar en la Reunión Regional del Consejo Mundial de la Paz, una institución que cumplió 75 años articulando los movimientos sociales en el planeta, para la lucha contra la guerra.
Días antes ese propio grupo formó parte de casi 30 naciones que en la hermana provincia de Guantánamo, protagonizaron el VIII Seminario Internacional de Paz y por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, un flagelo del que es víctima Cuba por la persistencia del conocido enclave en contra del interés del pueblo y Gobierno cubanos.
En ambos espacios se abogó por el fin del genocidio israelí contra el pueblo de Palestina en la Franja de Gaza, por el reconocimiento internacional y de los organismos de Naciones Unidas a Palestina como un estado con plenos derechos, y llamaron a romper el silencio que mantienen los medios de prensa proimperialista respecto a lo que verdaderamente sucede allí.
Por supuesto no faltaron en esas asambleas la enérgica exigencia del cese del bloqueo económico, financiero y comercial que Estados Unidos mantiene contra Cuba, violando las más elementales normas del derecho internacional, de convivencia entre los pueblos y que aplica como guerra no convencional.
Condenaron el uso de las redes sociales y los grandes consorcios de la comunicación y la información para tratar de mostrar ante el mundo, que Cuba patrocina el terrorismo, para llamar a la subversión a través de mercenarios pagados por las agencias norteamericanas que lideran el intento de recolonización capitalista en América.
Claro que, además de las ansias explotadoras, ingerencistas y colonialistas del capitalismo, todas estas acciones tienen como trasfondo mover la mirada internacional fuera de la difícil situación interna de un país autodenominado garante de la paz mundial, paladín de la democracia, tierra de las oportunidades, pero que en realidad reprime a estudiantes dentro de las universidades por protestar contra la guerra y la muerte.
Y a miles de kilómetros atiza la guerra entre Europa y Rusia, utilizando al gobierno títere de Ucrania y avivando los más sórdidos remanentes del fascismo que destruyó el viejo continente, y amenaza hoy con resurgir con esa fuerza devastadora que lo caracteriza. El gobierno de Estados Unidos no deja de aprobar millonarios presupuestos para inyectar esos conflictos y pone al mundo al borde de un holocausto nuclear.
En el continente africano también suenan los tambores de la guerra tocados por los conflictos étnicos y la pugna por el poder, pero hacia allí no se dirigen campañas mediáticas para tratar de mostrar la posibilidad de vivir en paz, las antiguas colonias se ponen del lado de quienes defienden sus intereses y en el mejor de los casos miran en otra dirección en desprecio por la vida.
Nuestro espacio geográfico no está exento de conflictos, de hecho, es el ansiado patio trasero de la mayor potencia mundial y en consecuencia aquí ensaya todo tipo de engendro y fórmula que lo haga factible; lo intentó en Brasil, hoy trata de dividir a los bolivianos y con mayor éxito en Argentina y Ecuador donde logró instaurar gobiernos neofascistas que accionan a sus antojos.
Aunque no han estallado conflictos armados internacionales en América Latina y el Caribe, es una realidad, que hoy corre peligro la convivencia pacífica en un área declarada como Zona de Paz por sus pueblo, y son precisamente los movimientos sociales y populares pacifistas los que tienen el mayor peso en que se mantenga, por esos motivos se reunieron aquí en Santiago de Cuba, porque la paz es un estado al que no podemos renunciar.
Siempre he estado orgullosa de la madre que me tocó, porque más que eso fue mi confidente, mi amiga, mi compinche y mi alcahueta.
Fueron muchos, pero muchos años intentando serlo. Un diagnóstico, después de pruebas, estudios y exámenes dolorosísimos, me dejaba con nulas posibilidades: mis trompas eran inpermeables por una malformación. No podría ser mamá, al menos de la manera tradicional; tampoco clasificaba por la edad para la reproducción asistida y para colmo, había quedado sin pareja.
Con características únicas en todo el territorio cubano el Geoparque Gran Piedra presenta valores identitarios que hacen al municipio de Santiago de Cuba un lugar de gran variedad e importancia natural.