Santiago de Cuba,

Especiales

El multitudinario homenaje a Fidel Castro Ruz, en conmemoración del octavo aniversario de sus honras fúnebres, tiene su expresión más genuina en las palabras de los santiagueros que en representación del pueblo de Cuba peregrinación llegaron hasta el Altar Sagrado de la Patria.

  •                

El pueblo cubano siempre ha tenido una respuesta positiva, independientemente de la complejidad de la situación, y ha salido victorioso. Es el pueblo del sí se puede. Así lo demuestran cotidianamente cientos de miles de nuestros coterráneos.

Según datos recopilados en Internet, Fidel Castro el 20 de octubre de 1955, en la ciudad de New York, ante unos cubanos que residían en lugar sentenció con toda responsabilidad que en el año 1956 seríamos libres o mártires.

Tuve el privilegio de presenciar un acto de infinito amor, de esos que hablan de desinterés, de bondad, en tiempos en los que muchos creen que todo tiene un precio.

Cuentan que el último día de aquel noviembre amaneció diferente en Santiago. Pocos conocían lo que con tanto celo se gestaba desde tiempo atrás. Sin embargo, “era como si la ciudad entera esperara la orden de alzamiento”.

Esta mujer, de la que solo contaré su historia porque el nombre puede ser el de cualquiera, la conozco hace mucho tiempo y sé de su valentía y de cómo lucha por salir adelante.

Al amanecer del viernes 30 de noviembre de 1956, Santiago de Cuba, fiel a su estirpe heroica, entró de a lleno y sin regresos en la avanzada de la libertad.

Cuando mi hijo decidió ser ciclista, después de haberse motivado por otros deportes, pero sin definición por ninguno, una incertidumbre me rondó. ¡Ciclista!, si ni bicicleta tenía, y mucho menos conocimiento y práctica.

Respondo al teléfono. "Necesitamos un trabajo en homenaje al Comandante para el lunes", es la jefa de redacción del periódico. De este periódico que ahora lee. "Lo tendrá a tiempo", le aseguro. Luego pienso.

«Fidel en nosotros» no es simplemente una consigna que se repite sin profundizar en su significado. Para que este ideal se haga realidad, cada revolucionario, cada patriota, debe interiorizarlo y asegurarse de que, frente a circunstancias adversas y aparentemente insolubles, en lugar de culpar a otros, debería abrazar el concepto de «yo soy Fidel».

Page 6 of 43
We use cookies to improve our website. Cookies used for the essential operation of this site have already been set. For more information visit our Cookie policy. I accept cookies from this site. Agree