Especiales
Después de su brillante discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 26 de septiembre de 1960, una imponente concentración de pueblo esperó al Comandante en Jefe Fidel Castro frente al entonces Palacio Presidencial. Era el 28 de septiembre, fecha que se grabaría de forma instantánea en la historia de la Revolución cubana.
Desde su origen en 1862 en Santiago de Cuba, el ron ligero cubano es mucho más que una bebida conquistadora de los paladares más exigentes alrededor del mundo, deviene manifestación genuina de la historia, cultura y pasión de un pueblo.
De buena estatura, verbo rasgado y altisonante, ‘el Seis’ -como prefieren llamarle-, no solo pasa sobre el resto de las cabezas con su empinada existencia, sino también por la manera particular de argumentar ideas y propósitos.
Somos cubanos. Nuestra identidad es un concepto lleno de múltiples raíces, una historia llena de patriotismo, un ajiaco de culturas que forman hoy la nuestra. Si no tenemos de Congo, tenemos de Carabalí o de europeo, o de asiático.
Llegó septiembre y el calendario marca el día 7, una fecha memorable que nos llena de orgullo, porque fue la que se determinó como fundación del periódico Sierra Maestra.
La historia de nuestro país está llena de sucesos memorables y otros no tan conocidos; para suerte de los curiosos en este campo de las ciencias desde el año 2022 existe en Santiago de Cuba la Peña Rarezas Historiográficas, que tiene como anfitrión al Dr.C. Ricardo Hodelín Tablada.
Hace poco más de dos años, revisé unos datos de organismos internacionales sobre la situación de la niñez en el mundo. Cifras abrumadoras que, según pronósticos de entonces, hoy debían ser más dramáticas.
Había transcurrido sólo un año y ocho meses desde el triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959 en Cuba. Nuestro país estaba dedicado por entero al trabajo para reconstruir la nación, luego de una lucha cruenta que costó la vida de 20 000 cubanos.
Cajas y más cajas estaban amontonadas en cada rincón de la casa, el abuelo parece estar rebuscando. Tengo que saltar una, esquivar otra y tratar de no perder mi enfoque entre tantas hasta que logré verlo sentado en el suelo, con sus cabellos blancos desordenados y una sonrisa enorme en el rostro, pues en sus manos se encontraba una foto de la abuela.
Cada septiembre era una sensación inexplicable. El verano había prometido ser el mejor período del año, pero cuando transcurrían los días, las ansias de devolverme al pizarrón y los pupitres, estaban ahí.