Con 31 años de fundado hoy, la santiaguera rememoró sus inicios en el complejo histórico como agente de seguridad en el 2004 y a los ocho meses solicitó el puesto de jardinera, labor realizada por un año.
Recordó que un día el director del centro le ofreció la ocupación de auxiliar de protocolo por su buen desempeño, un reto que asumió con mucho agrado.
El tiempo trabajado en la Plaza de la Revolución constituye para Obdulia uno de los orgullos más grandes de su vida, con la oportunidad de recibir visitantes del más alto nivel, organizar graduaciones, condecoraciones, eventos de todo tipo y brindar siempre un servicio de excelencia con un gran sonrisa.
Precisó que cada momento marcó la historia de ese insigne lugar de Santiago de Cuba, significativos para el país y para todos sus trabajadores.
Comentó que una de las mayores satisfacciones fue integrar el cordón de protección al Comandante en Jefe Fidel Castro en una de sus multitudinarias alocuciones al pueblo santiaguero.
Matos rememoró también ocasiones tristes como el recibimiento de las cenizas de Vilma Espín, de Juan Almeida y del líder histórico de la Revolución Cubana.
A pesar las circunstancias difíciles, el General de Ejército Raúl Castro agradeció de forma personal a cada miembro de este recinto por la labor desempeñada, un recuerdo que nunca olvidará, dijo.
Destacó cómo la Plaza Antonio Maceo no solo tiene un gran patrimonio histórico, sino que posee además un colectivo laboral con gran sentido de pertenencia.
Por su majestuosidad, el conjunto monumental se queda en la memoria de los visitantes de la ciudad al ser lo primero que visualizan a la entrada de Santiago de Cuba, concluyó.
La Plaza de la Revolución de la urbe indómita se inauguró en 1991, la caracteriza un gran espacio exterior donde se alza la escultura del artista Alberto Lescay con la figura del Titán de Bronce y 23 machetes metálicos, el recinto de la llama eterna y una zona interior con salones de exposiciones y protocolo.